Capítulo 17

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Sara

La semana siguiente se me hizo eterna. Las clases en el instituto habían empezado a ponerse serias, ya nos habían fechado varios exámenes y cada día tenía que estudiar más y más, aunque a decir verdad me lo esperaba; sabía de antemano que el curso iba a ser de todo menos sencillo. Me habría resultado más fácil estudiar si hubiese podido poner atención en clase, pero cierta cabeza de pelo negro me tenía permanentemente distraída.

Tras haber quedado con Dani, había pasado el fin de semana recordándolo. Me lo había pasado genial, me había sentido muy a gusto con ella, y cuando me había dicho que deberíamos vernos más veces, mi corazón se había puesto a dar saltos en mi pecho. Por no hablar de cuando nos habíamos abrazado; el torrente de mariposas que había sentido en mi estómago había sido indescriptible.

Pensé que todo iría sobre ruedas con ella a partir de aquella noche, que tendríamos más confianza y hablaríamos más en el instituto, pero estaba equivocada. El lunes a primera hora no se había presentado en la clase, y el resto del día no habíamos coincidido. Lo mismo había ocurrido los siguientes días; no me había dirigido la palabra ni había cruzado miradas conmigo, excepto algún que otro saludo. Tampoco yo había intentado interactuar con ella porque estaba demasiado perdida como para saber qué hacer. ¿Me estaría evitando? ¿Por qué, después de haberlo pasado supuestamente bien aquella noche? ¿Y si me había mentido, y lo había dicho para quedar bien? ¿Y si le pasaba algo? ¿Tenía la suficiente confianza con ella como para preguntarle?

Llegó el viernes a última hora y me encaminé hacia el laboratorio. Temí que Dani no estuviese allí, que hiciera como el lunes y se saltara aquella clase, pero me sentí inmensamente aliviada cuando la vi sentada en su taburete, con la cabeza gacha. Me acerqué y la saludé, ella levantó la mirada y me sonrió.

- Cuánto tiempo - dije, y ella apretó los labios.

- Sí, apenas hemos coincidido estos días - contestó.

Tenía razón, casi no nos habíamos cruzado aquella semana, pero algo más pasaba. Me armé de valor e intenté averiguarlo.

- Oye, sé que a lo mejor no viene a cuento, pero... ¿estás bien?

Dani no se esperaba que le preguntara aquello, pude ver la sorpresa reflejada en su rostro. Creí que me diría que sí, que todo estaba en su sitio, que no me preocupara, pero en su lugar, me dijo la verdad, o eso pensé.

- Ahora que lo dices, la verdad es que últimamente estoy algo... distraída - contestó, sin mirarme a los ojos - . Pero no pasa nada, estaré bien.

- ¿Segura? - dije - Si hay algo de lo que quieras hablar, conmigo puedes hacerlo.

Dani sonrió y me envolvió esa sensación de calidez a la que ya me iba acostumbrando.

- Lo sé, y gracias - contestó - , pero no tienes que preocuparte, Sara.

Su voz pronunciando mi nombre fue como una melodía para mis oídos. Sonaba tan bien... Quería oírlo una y otra vez.

No me dio tiempo a decir nada más porque la profesora entró en el aula, y dos minutos después estábamos copiando reacciones químicas en el cuaderno.

- Como es viernes, hoy tendremos una clase más amena - dijo la profesora, a lo que la clase estalló de alegría, Dani y yo incluidas - . Tenéis que combinar este líquido con estos polvos en un tubo de ensayo, y apuntar qué reacción se produce en él.

Dani se acercó a la mesa de la profesora a por los botes con los compuestos que nos había indicado, y yo me dirigí a uno de los armarios para coger la gradilla con los tubos. Cuando estaba levantando una de ellas, noté una presencia a mi espalda y me giré, encontrándome con los ojos marrones de Sergio, que me miraban brillantes.

Una sola miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora