Capítulo 22

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Dani

- Ragazza, faremo tardi.

- Halt die Klappe!

- ¿Qué significa eso?

- Que te calles. Y no, no vamos a llegar tarde. Hay tiempo de sobra.

Estaba con Giovanni dando tumbos por la ciudad. Aquella tarde había quedado de nuevo con Héctor (y Judi, qué remedio) en el estudio, pero lo cierto era que no me apetecía nada ir. Y menos después de lo que había ocurrido la vez anterior. Así que estaba intentando hacer tiempo para llegar tarde, pero Gio sabía que tenía que ir.

- Si no quieres ir, dilo y ya está.

- No es eso... Es que...

- ¿Qué?

Lo miré a los ojos. No podía mentirle más, era mi mejor amigo, y últimamente no le estaba contando nada. Ni el beso con Judi, ni el chantaje, ni siquiera sabía lo de Sara.

- Es largo de explicar - advertí.

- Nessun problema. Cuéntamelo de camino.

Durante el trayecto hacia el estudio, procedí a narrarle todo lo que había ocurrido en las últimas semanas. Le hablé de Sara, de Judi, de todo lo que había ocurrido con cada una, y el italiano me escuchó. Tan solo unos metros antes de llegar a la puerta del estudio, concluí mi monólogo y lo miré, esperando su reacción.

- Guau - dijo - . Sí que te lo tenías callado... Son muchas cosas.

- Lo sé, y lo siento por no habértelo contado antes. No sé qué hacer - contesté, bajando la mirada.

- Te entiendo. Pero sabes que yo siempre voy a intentar ayudarte, Dortmund.

- Gracias, Nápoles.

Le abracé brevemente, porque oí un carraspeo a mi espada y me giré, sobresaltada. Allí estaba Judi, vestida de manera impecable, como siempre; vestido negro y tacones del mismo color. Sin embargo, esta vez tenía el ceño fruncido.

- Giovanni - dijo, mirando a mi mejor amigo con recelo.

- Judith. Cuánto tiempo - dijo él.

Gio y Judi eran amigos desde hacía bastante tiempo. De hecho, yo la había conocido gracias a él. Cuando dejamos de hablar, Gio también cortó toda relación con ella, alegando que lo que me había hecho era imperdonable, y desde entonces no había vuelto a retomar el contacto con la pelirroja. De hecho, estaba bastante segura de que era la primera vez que hablaban en meses.

- Si no te importa, me voy a llevar a Daniela - dijo Judi, sin dejar de mirar al italiano.

- Si no te importa, voy a entrar con vosotras - contestó él.

Me giré hacia él, sorprendida. Aquello no lo habíamos hablado, pero tras pensarlo bien, llegué a la conclusión de que tener a Gio en el estudio me sería de gran ayuda.

- Es verdad - asentí, a lo que él sonrió y ella torció el gesto - . Me gustaría que él también estuviera aquí durante las sesiones. Es un gran apoyo.

- Eso decídselo a Héctor, no a mí - rebatió ella, y miró a Gio - . Aunque la verdad es que no pintas nada aquí.

- ¿Y tú sí? - contestó él.

Judi abrió la boca para decir algo, pero no habló. Se hizo un silencio incómodo durante unos segundos, y afortunadamente la puerta del estudio se abrió y Héctor salió del edificio.

- Hola, Daniela. Hola, Judith. Y tú eres... - dijo, mirando a Gio.

- Giovanni, el mejor amigo de Dani. Encantado - le tendió una mano, y Héctor se la estrechó.

Una sola miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora