Capítulo 36

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Sara

- ¡Por fin! ¡Estoy tan orgullosa de ti!

Sonreí y me tumbé en la cama, dejando el móvil en altavoz sobre la mesita de noche.

- Yo también estoy orgullosa de mí - contesté.

- Y bien que haces. No se consigue a la persona con la que estás in love así como así.

Reí y me tapé la cara con las manos. ¿Estaba... in love, como decía mi prima?

- No sé si la he conseguido - rebatí, y no era mentira - . Que nos hayamos besado... varias veces, no quiere decir que ella quiera estar conmigo.

- Sara, eres tonta - contestó Jimena.

- No, soy realista. ¿Tú nunca te has liado con nadie por quien no sentías nada?

- Hombre, nada de nada... Al menos tiene que haber algo de atracción.

- Pues a eso me refiero. ¿Y si a Dani solo le parezco guapa?

Mi prima resopló al otro lado de la línea y reí por lo bajo.

- Punto uno; no me extrañaría, eres un pibón - contestó - . Punto dos; solo con oír lo que me has estado contando, sin haberos visto juntas ni saber quién es Dani, me ha quedado más que claro que esa chica quiere casarse contigo.

- ¡Exagerada! - exclamé, sonrojándome. Sin embargo, la imagen de Dani y yo en el altar no me horrorizó como pensé que lo haría.

- Bueno, quizás me haya pasado un poquito - contestó - , pero aquí hay algo, Sara. Confía en mí; vas a estar con ella, siempre que tu quieras, claro.

- Sí quiero - respondí, sin tan siquiera pensarlo.

- Pues ya está, no hay más que hablar. Deja la cosa fluir, y cuando llegue el momento, llegará.

Un rato después, tras contarme lo último que le había estado ocurriendo durante aquellos días, mi prima se despidió de mí, alegando que tenía mucho que estudiar, cosa que yo también debía hacer, y colgué el teléfono tras casi dos horas de llamada.

Últimamente no estaba prestando la atención necesaria a los estudios; tenía bastantes cosas que mantenían mi mente ocupada y los exámenes habían pasado a un segundo plano en el que no debían estar si quería mantener el buen ritmo que llevaba desde el inicio. Además, era el último mes de clase antes de la evaluación y el viaje de fin de curso, y todo tenía que quedar hecho para entonces.

A lo largo de la semana, Olivia, que además de mi mejor amiga era la delegada, nos había estado poniendo al día sobre el viaje; el destino sería Roma, como todos los años según me habían contado. Viajaríamos en avión, para pasar allí cuatro días durante los que visitaríamos todos los sitios de interés de la capital italiana, y dispondríamos también de algo de tiempo libre para pasear por la ciudad a nuestras anchas. Pero el detalle que más me interesaba, era que Dani también vendría.

El viernes era el último día para entregar toda la documentación, dinero y lo necesario para el viaje, y en uno de los cambios de clase me acerqué a Dani para preguntarle si lo había entregado todo ya. Estaba sentada en su silla, cabizbaja; cuando me acerqué un poco más, observé que estaba escribiendo algo en el móvil, me pareció ver que era un chat de Whatsapp. Tecleaba rápido, como si estuviera nerviosa.

Durante toda aquella semana, que había sido justo la de después de haber hecho el trabajo en mi casa, habíamos estado hablando mucho... y no solo hablando.

Más de una vez nos habíamos escapado al baño de nuevo, y cada vez que nos besábamos, aunque fuese en un minúsculo cubículo y teniendo que estar atentas por si oíamos a alguien entrar, aquella sensación de electricidad a la que ya me había acostumbrado se apoderaba de mí y no se iba hasta pasado un buen rato.

Una sola miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora