Capítulo 28

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Sara

Dani se acercó a mí rápidamente y se agachó, de modo que nuestras caras quedaron a la misma altura. Puso una mano sobre mi hombro y la otra sobre mi rodilla, y me miró a los ojos, preocupada.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

No sabía qué decirle, así que no contesté. En su lugar, me acerqué a ella y hundí la cabeza en su hombro, abrazándola. Como respuesta, Dani me atrajo aún más hacia ella y comenzó a acariciarme el pelo, cosa que me relajó bastante. En ese momento me sentí indefensa, vulnerable, pero afortunada porque Dani estuviese allí.

Cada minuto que pasaba me sentía un poco mejor. Su olor a vainilla me embriagaba, su calor corporal me hacía sentir a salvo, en general ella era lo que necesitaba para estar bien. Un rato después, cuando sentí que el color de mis mejillas se había atenuado y que podría hablar sin romper a llorar de nuevo, me incorporé lentamente y miré a Dani. Ella me miraba con la misma expresión de preocupación que cuando había llegado, esperando que le contara lo que había ocurrido.

- Es una tontería... - comencé a decir, y era verdad; no quería que supiese que estaba llorando por aquello, yo misma me avergonzaba.

- No es una tontería si estás así, Sara.

Noté la seriedad en sus palabras y torcí el gesto. Tenía que contárselo, no me quedaba otra. Inspiré hondo y desvié la mirada hacia las olas, que se mecían tranquilamente en el mar. Ojalá ser una ola, pensé. Ojalá tener tanta calma como ellas, ojalá mi única preocupación fuese fundirme con la arena, y no tener que estar constantemente confundida y dándole vueltas a mi cabeza.

- Hay algo que no te he contado - comencé.

- No te voy a obligar a que lo hagas, pero si es lo que te hace estar mal, sabes que lo único que quiero es ayudarte - intervino, antes de que yo continuara hablando.

Sonreí sin dejar de mirar el mar. Era tan buena conmigo, siempre intentaba que estuviese bien, ya había ocurrido en varias ocasiones. Y me sentía tan bien con ella... No quería que el incidente de Kyle se interpusiera entre nosotras.

- Lo sé. Por eso, voy a explicártelo - contesté.

Dani se giró hacia mí y yo la miré también. Durante unos segundos no pude hacer otra cosa que perderme en aquellos ojos, era imposible no hacerlo. Me estaban empezando a volver loca, y no iba a oponer resistencia.

- En verano, cuando estuve en Irlanda, conocí a un chico, Kyle - empecé. Dani torció el gesto un segundo, pero después se recompuso y continué hablando - . Estuvimos "saliendo juntos" - gesticulé las comillas - durante todo ese tiempo, hasta que el último día del intercambio me dijo que no quería nada conmigo, que no me quería para nada más que un rollo y que...

Las lágrimas amenazaron con salir de nuevo cuando recordé la despedida en el aeropuerto. Me había ilusionado tanto, lo había querido tanto... Sabía que aquello acabaría de una manera o de otra, pero no esperaba que fuese así.

Dani me acarició el hombro y reuní la fuerza que necesitaba para continuar hablando.

- Total, que dejamos de hablar, lo bloqueé en todos sitios y no he vuelto a saber nada de él... hasta hoy - suspiré - . Me ha aparecido su nueva cuenta en Instagram, he entrado a verla y me he encontrado con varias fotos de él con otra chica.

Dani apretó los labios. Chasqueé la lengua y proseguí.

- Hacía mucho tiempo que no pensaba en él, creía que lo había olvidado, de hecho sigo creyéndolo. Pero después de esto... no sé qué pensar.

- Las recaídas son parte del proceso - dijo Dani, y la miré - . Que hayas vuelto a pensar en él no significa que sigas queriéndole. Cuando tienes ese tipo de sentimientos por alguien, nunca logras deshacerte de ellos, siempre estarán en un rincón de ti, y de vez en cuando saldrán. Yo los llamo "sentimientos reciclados".

Una sola miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora