Capítulo 8

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Dani

Los planetas se habían alineado y me había tocado en clase con Sara. Cuando entré por la puerta y me encontré sus ojos azules observándome sorprendidos, me dio un vuelco el corazón. No pude evitar emocionarme, durante el discurso de inicio de curso de la profesora no dejé de mover la pierna rápidamente; tenía a Sara detrás y no podía girarme y mirarla. Un rato después, aprovechando que la clase había terminado y la profesora se había ido, me armé de valor y me acerqué a ella, que estaba junto a Olivia, una chica muy maja que conocía del año anterior. Le sonreí primero a ella y después me centré en Sara.

- Hola, Sara - dije, sonriendo.

- Hola - contestó, mirándome un instante. Suerte que desvió la mirada, no habría podido mantenérsela mucho más tiempo

- Me esperaba de todo menos que hayamos caído en la misma clase - dije, haciéndola reír. Sonreí también, y se hizo el silencio unos segundos.

Maldije en mi mente cuando oí una voz llamarme tras mi espalda.

- Me tengo que ir - dije, y la miré a los ojos - . Nos vemos.

Volví a mi sitio y atendí a Laura, la chica que me había llamado.

- ¿Vas a ir mañana a la fiesta de Sergio? - me dijo nada más me senté.

- No sabía que daba una fiesta. No me ha invitado, como de costumbre - respondí.

Mi historia con Sergio se remontaba a tercero de la ESO, cuando se enteró de que me gustaban las mujeres. Desde entonces, no había parado de intentar molestarme con sus estúpidas bromas de machito. Y digo intentar porque nunca había dejado que me influyesen sus comentarios, estaba orgullosa de quién era y me daba absolutamente igual lo que un simio pensara de mí. Sin embargo, él no se había dado por vencido.

- Pues sí, dice que ha invitado a todo el curso - dijo ella.

- Bueno, pienso ir igualmente, aunque sea para joderle - reí.

El día transcurrió sin más, no volví a hablar con Sara ni ella conmigo, muy a mi pesar. Pasé toda la tarde en mi casa, primero con mi guitarra en el sótano y después jugando con Freddie. A eso de las nueve, cuando estaba a punto de ir a prepararme la cena, mi móvil empezó a sonar y miré la pantalla para ver quién era. El nombre que apareció era el último que esperaba.

Lo dejé sonar hasta que se apagó. No pensaba volver a hablar con ella después de lo que había pasado. Me había costado dejarlo atrás y, ahora que por fin lo había conseguido, volvía como si nada.

¿Qué querría? A lo mejor se había equivocado y había llamado a la persona equivocada. O a lo mejor le apetecía molestarme, aunque después de meses sin hablar no habría tenido demasiado sentido. ¿Y si quería hablar las cosas?

Sumida en mis pensamientos, la pantalla volvió a iluminarse y su nombre reapareció en ella. Dudé durante seis o siete tonos, y finalmente decidí cogerlo. No hubo sonido alguno durante unos segundos, y entonces oí su voz, después de tanto tiempo.

- Hola, Daniela.

Tenía la misma voz que cuando la había conocido, y la misma que cuando me había destrozado.

- Hola.

- Cuánto tiempo. ¿Qué tal estás?

- ¿Qué quieres?

La oí suspirar al otro lado de la línea. No me iba a andar con tonterías, si me había llamado era porque quería algo.

- Hablar.

Resoplé lo suficientemente fuerte como para que me oyese. ¿Hablar? Llegaba meses tarde. Ella habló de nuevo.

- Sé que ha pasado mucho tiempo, Daniela - siempre me llamaba por mi nombre completo, no sabría decir si me gustaba que lo hiciera - , pero creo que no hicim... hice las cosas bien, y me gustaría hablar contigo para aclararlas. Aunque probablemente ya sea demasiado tarde - añadió cuando notó que yo no respondía.

Una sola miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora