-3:33am-
El chico corría y corría, con fuerza, sin detenerse ni atreverse a mirar atrás.
Debía huir, salvarse. Sus amigos no lo lograron.Corrió y corrió.
La adrenalina bombeaba por su sistema haciendo que no fuera consciente de la gravedad de sus heridas.Solo corría.
Sabía que lo perseguia, sentía su presencia.
Cerca.
Así que continuo y continuo corriendo hasta que alcanzó a ver un camino de salida, una abertura en el bosque.
Sintió esperanza.
Solo debía llegar a la carretera y detener un auto. Incluso a esas horas habría alguien por allí. Debia haberlo.
Solo un poco más y lograria escapar.
Solo un poco más, estaba realmente cerca...
Entonces miro hacia atrás. Volteo a ver sobre su hombro.
Fue solo un instante. Dos segundos cua el mucho...
Dos segundos en los que no vio su camino ni la raíz de árbol que sobresalía. Su pie se enredó y cayó. Su frente golpeó el suelo con fuerza, tal vez una roca, pues el mareo le invadió. Intento ponerse de pie pero ya era tarde... Lo había alcanzado.
Sintió como se cernía a su espalda, justo sobre él.
Allí, a solo unos pasos de la salida, con un último suspiro supo que todo había terminado.
* * *
-Len-
Desperté con un sobresalto y la respiración agitada. Sentía mi corazón latiendo desbocado y mi cuerpo temblar.
Un grito desgarrador retumbaba en mi cabeza.
Otra pesadilla.
Habia sido eso. Solo pesadillas.
Inhale profundo y luego solté poco a poco el aire, repitiéndolo varias veces hasta que logré tranquilizarme.
Mire el reloj junto a mi cama, iban a ser las 4:00am. Volver a dormir sería imposible. Hice a un lado las mantas y baje a la cocina. Tal vez un vaso de leche tibia con miel terminaria de serenarme por completo.Simon estaba ahí. Tenía los codos apoyados sobre la encimera y la cara entre sus manos. Una olla de calentaba sobre la estufa.
Por lo visto no era la única con problemas para dormir hoy.
—Insomnio? — pregunté.
Levantó el rostro y pude ver sus ojos, estaban rojos y tenía marcadas ojeras. Me dio una sonrisa cansada.— Tú también — respondió.
— Bueno, ya sabes. Es de familia.Y lo era. Del lado materno de nuestra familia los trastornos del sueño han pasado de generación en generación. Mi hermano y yo no éramos la excepción.
—Hace cuánto que no tomas la medicación? — pregunté con cuidado. Es un tema sensible.
—Por que piensas que no lo estoy haciendo? — respondió mirando a la estufa. Evadiendo.
— por qué te conozco y veo los signos en tu cara.
— Sabes que odio esas cosas, Len. — un resoplido de irritación dejo sus labios.
—Cuanto? — insistí.
—Tres semanas.
—¡Simon! Simon no puedes hacer eso, sabes que...
—... Qué es por nuestro bien —interrumpio— lo sé, lo sé ¿De acuerdo? Es solo que, ya sabes. Detesto la forma en la que me hace sentir.
— Lo sé, lo entiendo. Sabes que lo entiendo.
— Tú también estás despierta. Tampoco la tomaste.
—Lo olvidé. No fue intensional. También las odio pero es lo único que mantiene las pesadillas lejos.
—Tuviste otra? —pregunto, serio.
—Si... — Simon se acercó y me rodeo con sus brazos.
—Algun día seremos normales? —Pregunto. Estaba cansado.
—Estaremos bien. —Prometi.
—Si... Estaremos bien. —contesto.La leche empezo a espumar, derramándose. Simon salto y apagó la estufa.
Reímos, liberando un poco la tension.Servimos nuestros vasos y como no recuperariamos el sueño subimos a su cuarto, sería sábado, así que veríamos películas esperando que llegara el amanecer.
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Sangre Maldita
ParanormalDicen que ninguna familia es perfecta. Que todas guardan secretos. La nuestra... La nuestra guarda el infierno entero.