Capítulo dos: Conflictos Teatrales.

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Xavier y yo nos asesinamos con la mirada una última vez y ambos salimos de ascensor.

-Oh, querida -la señora Anna me tomó por el brazo y caminó hasta mi puerta, arrastrándome-. Te extrañamos tanto por aquí. ¡Incluso Xavier preguntaba por ti!

-¿Ése? -lo señalé con la cabeza, haciendo una mueca de desagrado.

-No te emociones -interrumpió él a su madre-. Solo preguntaba si no estabas muerta aún. Con lo insoportable qué eres no entiendo cómo no te hicieron bullying hasta el suicidio.

Blanqueé los ojos y lo ignore por completo.

-¿Entrará a casa? -pregunté refiriéndome a Anna.

Ella asintió, sonriente.

-Tu madre me ha invitado. A Xavier también.

-Oh.

Caminamos el poco camino restante hasta mi departamento y tocamos el timbre. Al cabo de unos segundos Lau abrió la puerta, sonriente.

Y de un momento a otro las luces se apagaron y se escuchó un grito ahogado.

Me solté de golpe de la señora Anna y corrí al interior, buscando a la dueña de dicho grito. Pero las luces se prendieron de nuevo y me encontré frente a la mesa del comedor, que tenía un gran pastel morado con la frase "Feliz Cumpleaños, Lili" grabada en él.

Y luego todos -excepto Xavier- gritaron:

-¡Feliz cumpleaños, Lili!

Sonreí con lágrimas en mis ojos.

¡Con tanto alboroto había olvidado que hoy era mi cumpleaños!

Mamá, Lau y la señora Anna aparecieron frente a mí y me abrazaron.

-¿En qué momento planearon todo? -pregunté separandóme de ellas.

Lau habló:

-Lo de la farmacia era una excusa para comprar un pastel de manera rápida. La señora Anna se encargaría de mantenerte entretenida si aún no estaba todo listo a tiempo, pero ya veo que se encargó Xavier.

-Desgraciadamente. -comentó este último.

Lo ignore por completo y observé mi pastel.

¡Mamá recordaba mi color favorito!

Sonreí.

Si bien no era la mejor fiesta de cumpleaños, era perfecta. No había globos, ni decoración, y solo habían dos invitados. Pero era perfecta.

Lo era porque estaba con mi familia de nuevo.

Nos colocamos en círculo al rededor de la mesa y ellos -menos Xavier, este me miraba con cara de asco- precedieron a cantarme cumpleaños.

Pasamos una noche tranquila y agradable comiendo pastel y platicando con la señora Anna. Su insoportable hijo se había marchado después de recibir su trozo de pastel.

Al cabo de unas horas ya estaba en mi antigua cama, descansando.

Pero entonces unos horribles ojos verdes vinieron a mi mente.

¿Por qué tenía que vivir aquí aún?

Era estúpido, pero aún le guardaba rencor por cómo me trató de niña. Era grosero, arrogante y prepotente. No me soportaba y yo como idiota siempre iba detrás de él. Le quería, le quería y era una idiota que soportaba su mal trato y sus insultos. Pero eso debía cambiar.

Si creía que volvió la Lawliet tonta de la que se podía burlar constantemente, estaba equivocado. Muy equivocado.

Es mi turno de ser una grosera, arrogante y prepotente. Por mi niña interna que lloró por cada desprecio de él.

No si no eres tú © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora