Capítulo cuatro: Del amor al odio... ¿O del odio al amor?

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Quedé descolocada con la actitud de Xavier. ¿Que le sucedía?

Pues obvio que no fuí de él, si me trataba como basura. ¿Que esperaba?

Además, no soy un objeto, no soy de nadie. Yo soy mía. No necesito la aprobación de un hombre para sentirme completa, yo solita me complemento, yo soy mi otra mitad. Yo y solo yo lucho contra mis problemas, yo soy quien me consuela por las noches cuando lloro, yo soy quién me maquillo para verme más hermosa, yo lucho contra mi pasado, sola. Él no era nadie para calificarme como propiedad de otra persona.

Y sobre todo de un hombre.

—Ew, hombres. —digo en voz baja.

Antonny coloca una mano en mi hombro. —Damos asco, ¿eh?

—Si —coincidí, pero luego recordé que él era hombre. Me volteé para mirarlo, sonrosada—. Eh... Quiero decir... algunos sí dan asco... No todos, ¿mhm?

Él ríe ante mi actitud. —Entiendo.

Nos dirigimos al salón para buscar nuestras pertenencias y me encuentro con que todos están aún ahí, platicando. Incluso el ojos color vómito.

—¡Tonny! —le llama la pelíverde corriendo hasta la puerta, dónde estamos nosotros— Vamos a ir al café del centro, ¿vienes?

—¿Al Kylie? —cuestionó éste. Yo fuí hasta mi asiento y tomé mi bolso, dispuesta a volver a mi hogar— ¿Irán todos?

El resto de la conversación no la escuché, ya iba por la salida de la academia.

—¡Lawliet! —una voz masculina me llama.

Sentí alivio al darme cuenta de que no se trataba de Xavier.

Me dí la vuelta, ahí estaba un pelinegro corriendo hasta llegar a mi lugar.

—Caminas rápido, ¿eh? —bromeó Alex— ¿Quieres venir al Kylie?

Lo observé con cautela. Desde el lunes cuando lo ví no pude saber de dónde, pero yo lo conocía. Lo había visto en un lugar, pero no sabía en cuál.

Hasta que algo hizo "click" en mi mente.

—¿Te conozco? —pregunté. Luego entendí que eso sonó ridículo. Obviamente lo conozco, lo ví tres malditos días. Él frunció el ceño y me apresuré a corregir lo antes dicho— E-es decir, ¿te he visto antes, aparte de esta semana?

—Estudiamos juntos. —respondió aún con cara de confusión.

—Sí, ya sé —le respondí frustrada. ¿Por qué se me complicaba tanto darme a entender?—. Me refiero a si nos hemos visto antes, hace años, no sé.

Frunció más el entrecejo. —Y ya te respondí que sí —contraatacó, al parecer esto se volvió una pelea de frustración—. Estudiamos juntos en primaria y parte de la secundaria.

Ah.

—Je, je —reí nerviosa—. Soy despistada, perdón.

Él sonrió. —Ya sé, Lawli.

Entonces recordé.

—¡Alexie! —grité emocionada— ¡Eres Alexie!

Él miró a las personas que iban pasando y nos veían raro.

—No cambias nada... —se rascó la nuca. Le estaba haciendo pasar pena— Sí, soy Alexie, tú eres Lawliet y estamos en el planeta Tierra, ¿algo más?

Lo miré mal.

—Aún eres lenta —se burló más—. Siempre con efecto retardado.

—Ya te recordé, y no sabes cuánto me arrepiento. —le reclamé, pero seguía emocionada.

No si no eres tú © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora