Capítulo cinco: En un mundo alterno.

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Una vez escuché a mi madre decir que los sueños son mundos alternos. Y que cada vez que estás en un sueño, en realidad te has colado en el cuerpo de "tu otro yo."

En cada mundo tienes una vida diferente, ¡Incluso aveces sueño que vuelo, y manejo mi sueño a mi antojo!

¿Entonces en un mundo alterno sí estamos juntos? ¿En un mundo alterno cumplimos todas nuestras promesas? Me gusta engañarme creyendo que sí.

En un mundo alterno, yo fuí su chica.

Fue realmente extraño lo que pasó ayer, pero estoy más que segura que tanto Xavier como yo nos hemos confundido y casi cometemos un error. Yo no siento nada por él y él no siente nada por mí. Y es mejor así.

Sería estúpido, muy estúpido, dejarse llevar por los deseos y gustos que tuvimos de niños. La gente quizás cambia, y el chico que te gustó cuando fuiste una adolescente no será el mismo si vuelves a verlo siendo un joven. Porque hay dos opciones: O él cambió, o solo tuviste una horrible idealización que te hará deprimir aún más al darte cuenta que la persona que te gustaba nunca existió, que era parte de tu imaginación.

Y yo no quería decepcionarme, no iba a dejarme dominar por mi yo adolescente que se quedó estancada en esa etapa y piensa que si no la quema no estará completa.

No, iba a ser más madura.

O bueno, no. Iba a ser una inmadura y encima cobarde, porqué lo iba a ignorar.

Terminé de peinarme y me observé nuevamente en el espejo. Hoy no me quedé dormida, y no por responsable específicamente... Al dormir la mayoría de la tarde y parte de la noche, desperté a las cuatro de la mañana, y ya no pude dormir más, así que decidí alistarme para la academia. Miré la hora en el reloj.

05:37 a.m.

—Maldita sea...

¿Por qué si hoy me levanté tan temprano tuve que terminar de vestirme tan rápido?

Me miré -otra vez- en el espejo y observé mi vestimenta.

Bien, estos días he ido de manera muy descuidada y me sorprendió ver qué Allenny y Rebecca iban bastante arregladas. Ambas con prendas que resaltaban su bonita y perfecta figura. Y no es cómo si me importará vestir con brillos y luces para resaltar, pero debo admitir que debería vestir más acordé a la academia.

Así que hoy me coloqué una falda hasta la mitad de mis muslos y un top color piel. Ah, y mis tenis, que no deben faltar. No me gusta usar sandalias.

Amarré mi cabello en una coleta, ésta vez ordenado y bonito. No como el de ayer, que parecía un remolino.

Ví el reloj otra vez.

05:40 a.m

—¿Solo pasaron tres minutos? —murmuré.

Escuché unos golpecitos en la puerta y suspiré.

De seguro era mamá, ayer no salí en todo el día de mi habitación y me dieron mi espacio. Pero eso no iba a durar siempre, ella iba a querer una explicación por mi actitud, y a eso venía.

Caminé hasta la puerta y le quité el seguro. Abrí y miré a la señora frente a mí, que me veía con cautela.

—¿Estás bien, cariño?

Asentí y tragué saliva.

—Sí, mamá.

—¿Segura? —volví a asentir y me estudió cuidadosamente con su mirada de arriba a abajo— Bien... ¿Ya irás a la academia?

No si no eres tú © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora