Capítulo diez: Solo amigos.

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Xavier

La observé de nuevo mientras dormía.

Se veía tan vulnerable, tan débil... Ni parecía que sus cachetadas eran tan fuertes. Aveces la asemejaba a un Chihuahua, que a la vista son tiernos e inofensivos... Y de repente podían morderte el culo –realmente un Chihuahua me mordió el culo en una ocasión–. Lawliet parecía tierna a la vista, pero al igual que un Chihuahua era agresiva, y también se veía como un Chihuahua cuando se enojaba.

No puedo evitar sentir un nudo en la garganta al recordar cómo la encontré anoche. Estaba tan acostumbrado a la Lawliet altanera y que se defiende, que ver a una Lawliet débil, golpeada y llorando me destrozó.

Nunca había agradecido tanto el quedarme hasta tan tarde en casa de Isaa'c, pues de ese lugar era que venía cuándo la encontré en el pasillo. Pero estoy casi seguro de que no haber sido así, Lawliet no hubiera denunciado.

Yo iba con claras intenciones de cabrearla, en el fondo molestarla resultaba en cierto punto divertido, además de que parecía un cachorrito rabioso, también se veía... linda. Por lo que al encontrarla en tal estado, me desconcertó. No hay que ser un genio para sacar una conclusión rápida de lo que había sucedido, y a mí me hervía la sangre al solo imaginar a alguien haciéndola sufrir.

Mi primera teoría al instante fue su padre; el único hombre que sabía atormentaba su vida desde niña.

¿El por qué? No lo sé, pero fue una corazonada que Lawliet me confirmó en la policía. Aunque he de admitir que siempre ví acciones cuestionables en su padre cuándo iba por ella al instituto, era muy niño para captar esas señales y darme cuenta del enfermo que tenía Lili por padre.

Sentía impotencia. Pude haber hecho algo, las señales siempre estuvieron ahí y no hice nada porqué... ¡Porqué simplemente no sabía que hacer! Nunca me imaginé algo tan atroz. Ese hombre estuvo abusando de ella de tal manera y nadie nunca hizo nada para evitarlo.

Sé que por mis pensamientos podrían tacharme de mil cosas, pero a mí parecer ese tipo de personas deberían estar muertos. ¿Cómo puede alguien arrebatarle la inocencia a quien le dieron la vida? ¿Con qué moral se pueden hacer llamar "padres"? Es asqueroso.

La humanidad es una completa mierda y día a día me decepciono más de ella.

Lawliet dormía plácidamente sobre mi cama y con mi ropa sobre ella. Yo por mi parte, no dormí en toda la noche. No me atrevía a dejarla sola, cada tanto iba a mi habitación y me aseguraba de que estuviera bien. Al darme cuenta de que no tenía ánimos de levantarse me dirigí a la cocina.

No era bueno en esto. Mamá era estupenda, sí, pero estaba en casa de su pareja. Cogí unos panes y los coloque en la tostadora, pan y café, eso era todo lo que preparaba decentemente.

Cuando quise ir a despertarla una Lawliet somnolienta apareció frente a mí.

—Buenos días, Li... Lawliet. —me corregí. Lo menos que quería era hacerla sentir incómoda conmigo. Era hombre, y un hombre le hizo todo eso.

—Puedes llamarme Lili.  —me dijo sentándose en la isla.

—¿Segura? —cuestioné— Verás, no quiero incomodart...

—No me incómodas, Xavier —me cortó—. Ahora siéntate aquí, ven.

La obedecí cuyo niño pequeño y me senté a su lado, colocando un plato con tostadas y dos tazas de café frente a nosotros.

No si no eres tú © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora