Capítulo 28 - Lecciones de la Comandante

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Clarke se despertó de golpe y supo, por el ángulo de la luz del sol que se proyectaba sobre el suelo, que acababa de amanecer. Lexa ya se había marchado, ya fuera por lo tranquila que era o por lo bien que Clarke dormía en su presencia. La cama se sentía vacía sin ella. Clarke enterró la cara en la almohada de Lexa, inhaló profundamente y se levantó de la cama. 

Acababa de terminar de ir al baño cuando oyó abrirse la puerta y se apresuró a salir, esperando que fuera Lexa. Balta levantó la vista sorprendida mientras dejaba una bandeja de comida sobre la mesa. 

"No esperaba encontrarte despierta", dijo. "Heda dijo que quizá aún estuvieras dormida". 

Sirvió a Clarke una taza de té caliente y se la dio. La cerámica estaba tibia contra sus dedos y Clarke bebió un sorbo. 

"Chof. " (Gracias)

"Heda quería informarte que esta mañana tenía que ocuparse de unos asuntos. Te avisará en cuanto llegue Kane. También me ha sugerido que te enseñe algo más de la torre, si quieres". Miró a Clarke con curiosidad. "Te vendrá bien moverte".

"Me gustaría".

"Os. Yu choj op fos, den ai na chek yu ledon au". (Bien. Come primero, después revisare tus heridas)

Esperó expectante, con la cabeza ladeada.

"Um... como primero, me revisaras después".

Se rió.

"Eso es, ¿no?"

"Sha, Klark kom Skaikru. Aunque el inglés a veces es más eficaz". 

Señaló la mesa y Clarke se sentó mientras Balta cambiaba algunas velas. El pan aún estaba caliente y Clarke lo saboreó mientras observaba a Balta.

"¿De dónde eres?", preguntó entre bocado y bocado.

"De Tondc".

"¿Cuándo te fuiste?" Balta la miró, desconcertada. "Para ser curandera en Polis".

"Mmm. Había visto ocho veranos. Mi madre me envió aquí para formarme".

Clarke puso varios cubitos de carne sobre un trozo de pan y esperó a que se impregnaran de su jugo. 

"¿Cómo acabaste de curandera del Cónclave?".

"No fui la única. Fui aprendiz, pero aprendí rápido. Los de dentro me preferían sobre mi mentor, que no siempre era..." buscó una palabra. "¿Amable?" Clarke asintió, animándola. "Los Natblida seguían siendo niños en muchos sentidos. Parecía gustarles más que mi mentor".

"¿Qué es exactamente Natblida?"

"Sangre nocturna. Y eso es algo que quizá sea mejor discutir con Heda".

Clarke puso más carne en otro trozo de pan y se preguntó por qué el tema de la Sangre Nocturna era tan delicado. Balta se detuvo y se quedó mirando el estante más cercano, donde Clarke guardaba el pergamino y las pinturas. 

"Esto...", la miró.

"Ah, sí. Sí, claro. Cógelo. Debería estar seco".

Así lo hizo, y estudió el pergamino durante unos instantes antes de mirar el siguiente e inhalar bruscamente. Clarke se detuvo a medio masticar.

"Soy yo", dijo, sorprendida.

"Sha. Quiero recordar siempre a la curandera que me ayudó cuando llegué a Polis".

Asintió, pensativa. 

"¿Quién es éste?", levantó un tercer pergamino.

"Mi padre".

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