4. Truenos

3.9K 243 4
                                    

Daniela

Iba en su auto sin decir una palabra, en ocasiones sentía que me miraba pero yo estaba lo suficiente enfadada que no quería ni verla.

—Sé que no me quiere dirigir la palabra señorita Calle pero necesito que me diga a dónde ir, no conozco el camino a su casa—se escuchó serena.

—Llévame a la casa de mi amiga Laura, ahí tengo mi auto, le pondré la dirección aquí—puse la dirección en la pantalla del auto y de la nada se detuvo-¿qué sucede?-

—Deme la dirección de su casa, no voy a permitir que se vaya sola, tengo entendido que viven en la hacienda, ya es noche y quiero asegurarme que llegue bien—su mirada era neutra, no sabía por qué hacía esto pero no se lo pondría fácil, me molestó mucho la forma de referirse a las mujeres que la poca curiosidad que tenía sobre ella desapareció.

—Siga esa ruta, no le daré mi dirección y no voy hablar más del tema—me voltee nuevamente hacia la ventana.

—Muy bien, como usted quiera—arrancó el auto y por ir distraída en mis pensamientos y no ver la ruta cuando sentí se volvió a detener.

—¿En dónde estamos?—pregunté cuando se metió a un edificio y se estaba estacionando.

—En el edificio de mi apartamento—la vi sorprendida—le pedí su dirección y no quiso, no voy a permitir que se vaya sola así que hasta que se decida vamos a esperar en mi apartamento, además tengo hambre—se bajó y yo con ella.

—No voy a subir a su apartamento, llamaré un uber para que me lleve a la casa de Lau—saqué mi celular pero inmediatamente me fue arrebatado—¿pero qué hace?—

—Si usted es terca yo soy el doble, así vamos—empezó a caminar al elevador y yo detrás de ella pidiendo mi celular.

—Deme mi celular o ya verá—

—¿Y qué piensa hacer?—me retó.

—Gritar, aquí me van a escuchar y la voy acusar de sucuestro—le dije y ella sonrió ¿le parece gracioso? pues ya verá—¡Aux...!—no pude hacerlo porque me tapó la boca y me arrinconó en el elevador, mi respiración se agitó y tuve el valor de moverme, ella siguió igual y solo sentí que se detuvo y me sacó, supongo que ya llegamos a su apartamento—es una bruta y una salvaje—le reclamé cuando entramos.

Agarró su celular y marcó un número.

—Hola Alba. Bien, te llamaba porque necesito que me hagas un favor. ¿Tienes el número del señor Calle?—la vi confundida—perfecto, me lo mandas por favor necesito hablar con él. Ok gracias, cuídate, te veo mañana.

—¿Qué se supone que va hacer?—me ignoró y solo marcó el número que le había dado Alba.

—Hola señor Calle ¿cómo está?, que bueno, llamaba para comentarle que su hija está conmigo, las cosas en la empresa se alargaron—es una mentirosa pensé—ella quiere irse sola pero necesito su aprobación para dejarla ir, de lo contrario necesito que me de su dirección para poder llevarla yo. ¿Qué? No me diga—la vi confundida—bueno pues si usted no tiene inconveniente se puede quedar conmigo—mis ojos se abrieron como platos—no me gustaría que se fuera sola a un hotel, hay tanta gente loca suelta. Sí no se preocupe, mañana a primera hora la llevo a su casa, no se preocupe que mañana no trabaja, además tenía pensado visitar los viñedos. Perfecto señor Calle. No ella está en el baño—maldita pensé, iba a gritar para que me escuchara mi papá pero cortó— yo le digo, hasta luego—

—No sé lo que habló con él pero ni piense que me quedaré con usted—

—Pues lo siento pero le tocará, su papá me dijo que un árbol calló por el camino así que no hay paso hasta mañana y él está de acuerdo en que se quede conmigo—dijo sonriendo.

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora