3. La amiga

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Daniela

Me levanté super temprano para poder ir a la empresa de doña "Control" había decidido llamarla así porque quiere tener el control de todo.

La finca de mi papá quedaba un poco retirada del centro de Medellín donde se encontraba la empresa así que debía levantarme más temprano para llegar a  la hora indicada.

Lo bueno de todo esto es que tenía auto y así llego mas rápido, ahora agradezco la insistencia de mi padre en aprender a conducir. Llevaba otro cambio de ropa porque  Laura me invitó a pasar el día con ella, dijo que era una sorpresa y que no le podía decir ni a su hermana ni a Alejo porque quería salir solo conmigo, sospecho que me quiere contar sobre su romance con aquel tipo así que le hice caso.

—Buenos días—dije saludando a la sacretaria con una sonrisa.

—Buenos días—dijo seria, parece que no está de humor—¿usted es la nueva socia?—preguntó con el mismo semblante.

—Sí much...—

—Sígueme—me interrumpio—la señorita María José quiere hablar contigo—¿y esta qué? Me dije a mi misma—Señorita su socia está aquí—le dijo de forma coqueta y ahora creo entender.

—Adelante—escuché la voz de ella y mi piel se erizó de inmediato.

—Buenos días—la saludé y madre mía definitivamente los trajes a esta mujer le quedan re bien.

—¿Me está escuchando?—su voz hizo que volviera a la realidad. 

—Sí perdón me distraje—dije nerviosa.

—Espero que no sea algo común en usted. Pero bueno lo que le decía estos son los informes que debe revisar, además necesito ir a ver los viñedos—

—Pero hoy no puedo, tengo un compromiso—dije de inmediato.

—No se preocupe yo también tengo uno, así que mañana será—ya me imagino que clase de compromiso, dije en mi mente—es todo puede retirarse—asentí y salí de ahí.

Esta mujer me pone los nervios de punta aunque intente disimularlo.

Toda la mañana me la pasé revisando los papeles que me dio y vaya que si tiene varios restaurantes pidiendo estos vinos, me dio curiosidad por visitar las bodegas así que me puse de pie y fui a ver.

Me quedé asombrada de todo lo que había aquí, los empleados se paseaban cada uno en su área y debo decir que era satisfactorio ver como se produce esta bebida, desde chiquita me llamaba la atención y gracias a mi papá estoy cumpliendo mi sueño.

Me di la vuelta para ir a donde la envasan pero choqué con alguien.

—Perdón—me quedé perdida en su mirada, era ella, verla me provocaba nervios pero tenerla a solo unos centímetros lo único que quería era perderme en esos ojos aceitunados, su aroma era increíble y su calor corporal hacía que me calentara de inmediato. Inconscientemente dirigí mi mirada a sus labios, esos labios carnosos, me invitaban a besarlos pero no debía ser fuerte y no lanzarme a ella como todas las mujeres a las que está acostumbrada—espero no le moleste que esté aquí—dije a como pude.

—No se preocupe, es su trabajo y puede venir las veces que quiera ¿ya se iba?—

—No, iba a ver las máquinas que envasan el vino—

—Perfecto, vamos entonces—se alejó y sentí que por fin pude respirar bien.

—Wow son muchas máquinas—

—Sí, mi papá invirtió en todo lo necesario para hacer de la empresa la mejor, lo único que le faltó fue tener su propio viñedo—dijo sin ninguna emoción en su rostro, siento que por fin estamos hablando como las socias que somos.

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora