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05 DE ENERO, 1978
Amelia veía el techo de su habitación en silencio, a su lado escuchaba a su hermano dormir. Remus últimamente había estado teniendo pesadillas sobre sucesos que a nadie había querido decir, pero que parecían ser extremadamente preocupantes, para que se despertara en medio de la noche sobresaltado y gritando, y Amelia, había sido testigo de varias de esas noches.
Las fiestas de navidad y año nuevo ya habían pasado, se encontraban ella y Remus en la casa de sus abuelos en el mundo muggle. Las fiestas sin sus padres habían sido algo totalmente triste, pero Amelia y Remus habían hecho todo lo posible porque sus abuelos estuvieran bien y felices ese día. En una semana ellos irían con los Potter para pasar una última semana antes de volver a Hogwarts.
Lo que volvía al asunto de Lily.
Amelia enserio no había querido terminar con ella, pero no quedaba otra opción o tal vez ella no estaba pensando. Se arrepentía enormemente cuando había escuchado llorar a Lily cuando ella se disponía a dirigirse a la oficina de Dumbledore, dónde los Prewett ya la esperaban. Que por cierto, aquella misión había tenido una victoria, aunque bajas al igual, máximo tres traidores que ese día se encontraban de lado de Voldemort habían salido a la luz y cada uno, había sido asediando por ellos.
Amelia ya no sabía ni en qué pensar, no le gustaba todo lo que estaba sucediendo fuera de su casa o que el colegio fingiera que no sucedía nada y tratara de esconder los hechos que solo aumentaban su miedo. Ella sin duda no dejaría que le sucediera nada a su familia, eran muy importantes para ella, pero sobretodo, Remus. Aquel chico de cicatrices que ella se había encargado de cuidar cada luna llena que sufría era su hermano, no podría perderlo a el, era muy importante tener a Remus a su lado, sabiendo que se encontraba a salvo.
Amelia estaba por caer dormida sobre su cama cuando un golpe en su ventana la hizo sobresaltarse, obligandola a tomar su varita y caminar con ella acercándose rápidamente hacia donde provenía el ruido. La Gryffindor vio a Regulus montando su escoba mirándola a través de la ventana, haciéndole señas sobre que abriera, lo cual, Amelia hizo.
—¿Se puede saber que haces aquí?—pregunto Amelia mirándolo con el seño fruncido—Te congelaras aquí afuera Regulus.
—No te preocupes por eso. Lo más importante ahora es que debes acompañarme. Debemos resolver algo muy importante.
—Aguarda. ¿Viniste volando desde Grimmauld Place hasta el mundo muggle?
—Si. No se porque te sorprende.
—Bien, bien, de acuerdo. ¿A dónde se supone que iremos?
—Te lo contaré todo cuando lleguemos. Ahora, ¿Vendrás conmigo o no?—Regulus extendió su mano hacia Amelia, quien miro a Remus, asegurándose de que aún seguía dormida, y aún dudando tomo la mano de Regulus, para cerrar la ventana con cuidado y sin hacer ruido para después aferrarse al torso de Black.
