dear mother. (house of the dragon)

111 d. C; DAEMON TARGARYEN

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DAEMON TARGARYEN

Daemon no era propenso a mostrar sus emociones, pero con sus primas nunca podía ocultarlas. Rhaenys y Aemma eran demasiado observadoras, una característica que nació de ser madres, o eso había dicho Viserys. Ambas siempre sabían lo que pasaba por su mente, algunas veces hasta antes de que él lo pensara. Aunque no se quejaba, de niños eran unidos, pero al crecer se habían alejado hasta que todo el asunto de Aemma los volvió a unir y Daemon lo agradece. Ya no tenía que causar estragos para obtener la atención y validación de su hermano, por fin podía estar con su familia y aterrorizar a la gente con permiso de su hermano.

Su única queja era que Aemma lo tomaba por niñero cuando se reunían y no era que a él le molestara, pero Aegon era demasiado ruidoso para su gusto. El niño era muy parecido a Rhaenyra cuando tenía esa edad, cuatro años y solo querían correr por todos lados gritando. Él prefería a Helaena, apenas dos años menor que Aegon y era tranquila, incluso hasta prefería a Aemond de un año que casi no molestaba. Pero no podía quejarse verbalmente, no cuando veía la sonrisa en el rostro de su Rhaenyra cuando estaba con sus hermanos.

—Tío—Aegon se acercó a él, lleno de tierra—¿Podemos ir a volar?

Helaena, sobre sus piernas, exclamó de emoción al ver a su hermano y estiró su mano para tocarlo.

—Deberías ir a darte un baño—lo recorrió con la mirada, había tierra por todos lados.

Aegon lo miró por unos segundos, sin decir nada, antes de darse la vuelta y correr hacia su hermana mayor gritando. Helaena lo vio irse e hizo un puchero, sus ojos llenándose de lágrimas que no tardarían en salir.

—Iré a volar con Aegon—le avisó Rhaenyra con el niño en brazos—, Laena y Alicent cuidarán de Aemond.

Desde donde estaba meciendo a Helaena Daemon vio la sonrisa triunfadora de Aegon y como le saco la lengua cuando Rhaenyra se dio la vuelta para abandonar el jardín. Pequeña bestia manipuladora, pensó él poniendo los ojos en blanco. Definitivamente eso era algo que aprendió de Rhaenys.

—Tío, iremos adentro—Laena le avisó meciendo a su hijo—, Helaena debe tomar su merienda pronto.

Él asintió y se levantó acomodando a su sobrina en sus brazos. Alicent y Laena desaparecieron por el mismo camino que Rhaenyra, las dos con un niño en brazos, pero él se quedó afuera para disfrutar de la paz con su sobrina. Helaena amaba estar en los jardines, sobre todo cuando podía ver las mariposas y él nunca se negaba a pasar un tiempo con su sobrina viendo a los animalitos que volaban entre las flores.

Caminaron por buen rato siguiendo a cualquier mariposa que llamara la atención de la joven Princesa, para todos Daemon lo hacía con un rostro neutro, sin expresiones, pero si sus primas lo vieran de seguro dirían que podían ver el cariño en sus ojos. Regresaron al interior de la Fortaleza cuando una doncella lo fue a buscar para avisarle que la merienda de Helaena ya estaba lista, en pocas palabras ya debía regresarla con su madre. En la habitación de la Reina ya los esperaba una mesa llena de dulces y el puré de frutas de Helaena, Aemma estaba sentada en una silla leyendo un mensaje cuando ellos llegaron.

—¡Mamá!—Helaena exclamó apenas la vio estirando los brazos hacia ella—¡Mamá!

—Mi Princesa—Aemma dejó de lado el mensaje y recibió a su hija—. ¿Te quedarás con nosotras?—le preguntó a Daemon.

—Tomaré cualquier oportunidad de pasar tiempo con mi prima favorita—el Príncipe se sentó en la silla vacía junto a ella.

—Le diré a Rhaenys—bromeó ella.