130 d. C; VISERYS TARAGRYEN

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VISERYS TARGARYEN

"Querido Daemon,

Viserys se ha enfermado, está muy débil y los curadores piensan que no podrá recuperarse. Después de ser envenenado por años su cuerpo no recibe bien ese tipo de enfermedades, a pesar de solo ser una gripe. Envíe a Aemond al Valle y a Daeron a Summerhall, no los quería aquí por si algo peor llegaba a pasar, pero gracias a los dioses Viserys sigue estable.

Rhaenys y Corlys llegaron esta mañana, ella se ha encargado de tomar el lugar de Viserys mientras yo cuido de él, pero creo que es momento de que Rhaenyra regrese a King's Landing. Traigan a los niños, a Viserys le hará bien verlos. Esperaré un par de días más para pedirle a mis hijos que regresen a casa, no quiero preocuparlos.

Estaré esperando por ustedes.

Con cariño,

Aemma."

Rhaenys tenía dolor de cabeza, escuchar a los lores quejarse de cosas que para ella no tenían importancia era demasiado. Lord Lyonel estaba a su lado, luciendo igual de cansado que ella, el hombre seguramente estaba esperando que le avisaran de la llegada de su hijo y sus nietos para huir. Por suerte, gracias a los dioses, las puertas de la sala se abrieron y sir Harrold ingresó para avisarle que Rhaenyra y su familia habían llegado. Solo bastó que ella se levantara para dar por finalizada las audiencias del día.

—Lord Lyonel, por favor hágale llegar las peticiones más urgentes a la princesa Rhaenyra—pidió mientras los dos caminaban hacia la salida—y que los informes de los orfanatos y las escuelas lleguen a la Reina cuanto antes.

—Claro, princesa, veré que se cumplan sus órdenes—el hombre asintió.

—Y en cuanto lleguen nuestros nietos toma un par de horas libres.

Rhaenys sonrió con simpatía al hombre antes de tomar otro camino, siguiendo a Sir Harrold hasta la habitación del Rey donde ya estaban Rhaenyra, Daemon y sus hijos. Las puertas se abrieron y Rhaenys ingresó, sonriendo al ver a sus sobrinos. Daemon no estaba así que ella asumió que estaba con Viserys y Aemma.

—Rhaenyra, bienvenida de regreso a casa—Rhaenys la abrazó.

—Esperaba regresar en otras condiciones—admitió la menor—, pero supongo que es algo que ya se esperaba.

—¿Por qué no van a esperar a sus tíos en la fosa con los dragones?—la mayor puso una mano en el hombro de Aegon. —Deben estar por llegar.

—¿Podemos?—preguntó Viserys a su madre que asintió.

Los cuatro niños se despidieron y abandonaron la habitación con pasos silenciosos, como si temieran alterar el silencio que se había apoderado de la habitación.

—Iré a reunirme con el consejo—Rhaenyra suspiro—, regresaré más tarde.

Rhaenys asintió y se movió hacia la cortina que separaba el recibidor de la cama una vez Rhaenyra salió. Con cuidado movió la cortina y sonrió levemente al ver a Daemon sentado en el borde de la cama, Aemma estaba sentada del otro lado de Viserys sosteniendo una copa con la medicina de su esposo. Los tres la miraron y ella se acercó con pasos suaves.

—Quizás...podamos tener una cena—Viserys habló, como si le costara hablar.

—¿Solo nosotros?—Aemma preguntó levantando una ceja.

—Como en los viejos tiempos—Daemon palmeó la pierna de su hermano—, también podemos quejarnos de la gente como antes.

—Más bien criticarlos—corrigió Rhaenys.

dear mother. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora