Kim Sujin una chica de 25 años con mala suerte en el amor, decide instalar lo que ella cree que es una app de citas llamada Sistema de Seducción.
Un día una falla en el sistema la hace entrar a la aplicación y deberá conquistar el corazón de 7 chic...
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Llegué a la panadería de Jimin a la hora acordada, él se encontraba afuera limpiando el cristal que dejaba ver el interior. Se veía muy concentrado quitando las manchas que ensuciaban el frente de su tienda.
Me quedé mirándolo atentamente por un par de segundos hasta que se dio la media vuelta y se sobresaltó llevando una de sus manos al pecho y cerrando los ojos.
—Santo cielo, que susto.
—¿Tan mal me veo? —reí.
—No, te ves hermosa es solo que no esperaba que estuvieras parada aquí, la próxima vez di algo o me dará un paro cardíaco —bromeó. —Ven hay que empezar.
Entramos al interior de la panadería, cerró la puerta y puso el letrero de cerrado, lo miré con curiosidad y respondió que cerraba cada vez que se metía en la cocina para hornear ya que no le gustaba ser interrumpido.
Lo seguí hasta la cocina, ese lugar era bastante amplio y bien ordenado, tenía toda clase de utensilios, un enorme refrigerador en el cual guardaba los ingredientes y cosas que necesitaban mantenerse frías.
Mientras yo veía todo lo que había, él se colocó un delantal y me prestó uno a mí. Me indicó los utensilios que necesitaríamos así que mientras él sacaba los ingredientes yo acomodé todo sobre una mesa.
Comenzó a explicarme el procedimiento, en un bowl agregué mantequilla con extracto de vainilla y batí hasta que él me lo indicó, luego cerní la harina y polvo para hornear para seguido agregarlos.
No era tan difícil pero cualquier cosa que tuviera duda le preguntaba a Jimin y él me explicaba detalladamente. Cada uno estaba haciendo una mezcla por separado, cuando terminamos hicimos otras dos, agreguemos chispas de chocolate y las metimos en el refrigerador.
Puso el horno a precalentar y al terminar se acercó a mí, pasó su pulgar por mi mejilla y luego rió.
—Tienes un poco de harina.
—¿Solo ahí? —Negó con la cabeza.
—Aquí también —pasó el dedo por mi otra mejilla —Y aquí —continuó con mis labios.
Mi corazón se estaba alterando, sentir su dado recorrer lentamente mi labio inferior me cortaba la respiración, su vista estaba fija en esa zona. Jimin era una persona sumamente peligrosa para alguien tan débil como yo, quería besarlo y olvidarme de todo.
Todo se derrumbó cuando se alejó de mi mientras aclaraba su garganta.
—¿Qué pasa? —pregunté con un poco de desilusión.
—Nada, tengo que aprender a controlarme contigo —comenzó a recoger las cosas que había en la mesa.
—¿A qué te refieres? —le ayudé.
—¿Recuerdas que anoche te dije que quería verificar algo? Pues ya lo verifiqué y mis sospechas fueron confirmadas así que tengo que controlarme para que no te hagas una idea equivocada y pienses mal de mí.
