Kim Sujin una chica de 25 años con mala suerte en el amor, decide instalar lo que ella cree que es una app de citas llamada Sistema de Seducción.
Un día una falla en el sistema la hace entrar a la aplicación y deberá conquistar el corazón de 7 chic...
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—¿Cómo es que conoces a Hoseok? —preguntó Jimin mientras caminábamos sin rumbo por la calle.
—Lo encontré en un supermercado, ambos queríamos el último paquete de carne, luego me invitó a una fiesta y nos hicimos amigos —respondí resumiendo la historia. —¿Qué hay de ti? Él es el hermano de Semi con el que no te llevas bien, ¿no es así?
—Exacto —suspiró con pesadez. —No siempre nos llevamos así, en realidad éramos amigos en la secundaria. Los demás chicos me acosaban por ser un poco regordete y me hacían sufrir demasiado luego Hoseok llegó a mitad de año y me ayudó en todo, desde entonces lo consideré mi mejor amigo.
—¿Y qué fue lo que pasó?
—A ambos nos apasionaba la danza, nos graduamos de la universidad de artes y cuando pedimos trabajo en una empresa todo se arruinó, a él le dieron el empleo y yo fui un estorbo en su vida, dijo que me ayudaría a entrar cuando estuviera en una buena posición pero luego me enteré que solo me hacía quedar mal, ninguna otra empresa quiso contratarme y terminé por abrir mi panadería. Desde entonces no nos hablamos y si nos encontramos son discusiones y más discusiones.
—Pero él dijo que fue un malentendido, ¿Alguna vez te explicó las cosas?
—No, nunca quise escucharlo, no creo que algo como eso tenga explicación.
—Deberías escucharlo, probablemente solo es eso, un malentendido.
—Bueno ¿y tú de qué lado estas?
—Del de la razón —le regalé una ligera sonrisa. —No me parece justo que después de ser tan grandes amigos hayan terminado como enemigos y si te soy sincera me parece una tontería de niños.
—Sí, puede ser —volvió a suspirar. —Pero incluso si fue una tontería, ahora ya no tengo el valor para hablarlo.
—¿Por qué? No creo que sea demasiado tarde —al escuchar mis palabras detuvo su caminata, me miró por unos segundos y trago saliva lentamente.
—Olvídalo, no quiero que pienses mal de mí —y sin más cambio de tema. —¿Quieres hacer algo el fin de semana? Voy a compensarte lo de hoy.
—Hagamos algo divertido —seguimos caminando.
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Había llegado a casa antes de que la noche se hiciera presente, fue un día lleno de emociones de tipo y lo único que quería era descansar pero la preocupación de haber hechado a perder la ruta de Hoseok me tenía alterada.
