⠀⠀⠀⠀✺✺✺ | CHAPTER EIGHTEEN

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Dick aceptó posponer la conversación y habían pasado una semana maravillosa.

Los dos temían que una discusión profunda sobre su relación los devolviera al mismo sitio de siempre y no estaban preparados para eso.

De modo que decidieron disfrutar el momento, vivir el presente sin aventurarse en el amargo pasado.

Durante los partidos de polo, todo el mundo especulaba sobre su relación y las columnas de chismes de People y otras revistas no ayudaban nada.

Habían publicado varias fotografías de los dos y era evidente quién las estaba pasando a la revista: Jenny Rowe.

La habían visto la noche que se encontraron con Roy y Jenny los había molestado con un montón de preguntas que ni Jason y mucho menos Dick querían contestar.

Durante los partidos, se limitaban a repetir la habitual frase de «sin comentarios» cuando algún reportero les ponía un micrófono en la cara. Y la cuestión era que no podrían responder a ninguna pregunta porque aún no sabían qué había entre ellos.

Una revista había publicado que estaban teniendo una aventura de verano sin posibilidad de reconciliación, mientras otra anunciaba que habían vuelto en una relación formal. Incluso otra revista se había atrevido a publicar que el auténtico Dick estaba en Roma con Roy y que el chico con el que Jason pasaba el verano en los Hampton era un omega de gran parecido físico con su ex.

Naturalmente, ni siquiera se molestaban en desmentir tales rumores.

Dick estaba frente al ventanal de la biblioteca, pensativo mientras observaba las olas que llegaban a la playa.

Aquella semana había sido la mejor de su vida.

Y no le había molestado nada que Jason tuviera que ir a Nueva York en un par de ocasiones, aunque las reuniones habían terminado tarde.

Ahora podía decir que, aunque lo culpaba a él por la ruptura de su relación, parte de la culpa también era suya.

Dick sabía muy bien lo difícil que era el trabajo de un productor de cine, que tenía que controlar el presupuesto, la producción, a las exigentes estrellas. Y sabiéndolo debería haber sido más comprensivo.

Lo más triste de todo era que siempre había sido un omega muy independiente y nunca había buscado la atención de nadie.

Pero cuando perdió al cachorro no podía soportar la idea de un futuro en el que Jason nunca estuviera a su lado cuando lo necesitaba.

Suspirando, tomó un libro de poesía y estaba sentándose en uno de los sillones cuando oyó pasos en la entrada. Al levantar la cabeza se quedó sorprendido al ver a Jason, que había tenido que ir a Manhattan esa mañana para asistir a una reunión.

—¿Ya estás de vuelta? —exclamó, levantándose.

Al abrazarlo supo lo que Jason quería porque era lo mismo que quería él. Pero tenían que hablar, no podían esperar más.

—Creo que es hora de que hablemos —le dijo—. Hay algo que tengo que contarte.

Jason creía saber lo que Dick iba a decirle, pero no quería escuchar que se había cansado de que sólo hubiera sexo entre ellos. Aunque podía entender que lo pensara.

Lo que no había tomado en consideración era que cada vez que lo hacían su corazón parecía a punto de explotar de amor por Dick.

Cada mañana, cuando despertaba con Dick entre sus brazos, se daba cuenta de cómo lo quería. Hacer el amor era su forma de decirle lo que no podía expresar con palabras.

Sabía que no podían seguir así porque tenían que hablar y decidir qué iban a hacer sobre su futuro, pero no en aquel momento, cuando lo deseaba tanto que no podía respirar.

-Jason...

Él buscó sus labios y, en unos segundos, Dick se rindió.

Aquello era lo que quería, lo que necesitaba.

Suspirando, lo apretó contra su entrepierna. Pero su calor lo atormentaba y, apartándose un poco, le dio la vuelta para ponerlo de espaldas.

—Sujétate a la mesa, cariño.

Dick sintió el calor de su aliento en la nuca y supo que estaba intentando hacerlo olvidar que tenían que hablar. Y, por el momento, consumido de deseo, lo dejaría.

—Te deseo tanto que me duele —dijo Jason con voz ronca, tirando del pantalón corto y quitándoselo junto con sus pequeños boxers.

Dick sintió el aire fresco en su piel y cuando empezó a acariciar sus nalgas, moldeando su carne a placer, dejó escapar un gemido.

Oyó el sonido de una cremallera y cerró los ojos al sentir la dureza de su erección mientras lo acariciaba entre las piernas.

Tuvo que agarrarse a la mesa cuando él metió la cabeza del miembro entre su entrada. Sentirlo entrando en él por detrás era perverso y maravilloso y cuando empujó con fuerza tuvo que gritar de placer.

En esa posición se sentía como una parte de él, envuelto en su abrazo, en la protección de su cuerpo.

Cerró los ojos, disfrutando de aquel acto tan íntimo, mientras Jason empujaba las caderas hacia Dick acariciando su pecho, el roce de sus dedos haciendo que sus pezones se endureciesen.

El calor de su aliento en el cuello mientras murmuraba todo lo que pensaba hacerle antes de que terminase la noche despertaba en Dick un deseo frenético que apenas podía contener.

Y se dejó ir, el placer rompiéndolo en dos.

Dick tembló con un orgasmo que lo recorrió de la cabeza a los pies y, unos segundos después, mientras empujaba con fuerza, Jason se dejó ir también.

Y Dick lo sintió. Lo sintió a él como lo había sentido tantas veces y, sin poder contenerse, murmuró:

—Te quiero, Jason.

No podía creer que lo hubiera dicho en voz alta y una parte de él esperaba que no lo hubiese oído.

Lentamente, Jason le dio la vuelta y lo besó de la manera más tierna, pero no dijo nada.

Ni una palabra.

STILL MINE ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora