⠀⠀⠀⠀✺✺✺ | CHAPTER NINETEEN

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Jason, apoyado en la puerta del dormitorio, miró alrededor.

Lo último que había esperado era que Dick dijese que lo amaba y en cuanto pudo escapar de su lado lo hizo.

Debería haberle dicho que él también lo amaba pero, por alguna razón, no había sido capaz.

Aunque lo amaba. Pero si se lo hubiera confesado en ese momento, seguramente no habría podido parar.

Saber que seguía queriéndolo después de haber pedido la separación, después de estar un año sin dirigirse la palabra era más de lo que podía soportar y tenía que calmarse un poco antes de abrirle su corazón y decirle lo horrible que había sido su vida sin él.

Incluso con los reporteros molestándolos cada vez que salían de casa, aquella semana había sido como cuando empezaron a salir juntos. Pero él sabía que se estaban quedando sin tiempo y debían hablar.

Ese mismo día, lo llevaría a dar un paseo por la playa y por fin se dirían lo que tenían que decirse el uno al otro.

De modo que abrió un cajón de la mesita para buscar sus gafas de sol, pero cuando iba a cerrarlo vio algo al fondo.

Era la funda de un DVD, con una etiqueta que decía «Para mi alfa» y con la fecha del día que debía haberse encontrado con Dick en España.

Sorprendido, sacó el DVD del cajón y, después de meterlo en el reproductor, se sentó al borde de la cama.

Sonrió al ver a Dick mirando a la cámara, a él, retándolo a descubrir su secreto, como si fuera un juego. Las únicas pistas eran un plato y un reloj. Luego iba añadiendo más pistas, como un tarro de mantequilla de maní.

Jason seguía riendo cuando, de repente, se quedó sin aire al ver un biberón y un babero. Con manos temblorosas, subió el volumen del televisor mientras Dick sonreía a la cámara.

—Muy bien Jay. Como eres un alfa muy listo, seguro que ya sabes cuál es mi secreto. ¡Vamos a tener un bebé! Por eso quería que vinieras a Barcelona.

—Oh por dios —murmuró Jason.

¿Dick había estado embarazado?

¿Qué carajo había pasado?

***

—Oye, Jason, estaba empezando a pensar que te habías perdido...

Dick entró en la habitación y se detuvo en seco al verse en la pantalla del televisor. Y cuando miró a Jason y vio una mueca de dolor en su rostro se le rompió el corazón.

—¿Es todo verdad, Dick? ¿Esa noche, en Barcelona, pensabas decirme que estabas embarazado?

Dick asintió con la cabeza.

—Yo... si... quería decírtelo de una manera divertida y...

—¿Qué pasó? —Jason sonaba tan confundido, la sorpresa y tristeza en su cara.

Dick bajó la mirada al recordar esa terrible noche. El dolor se había vuelto insoportable y, aunque había llamado a Jason muchas veces, tenía el celular apagado o fuera de cobertura. Pero entonces empezó a sangrar y a partir de ese momento todo era un borrón. Salvo la parte en la que despertó y el médico le dijo que había perdido a su cachorro.

—¿Dick?

Dick lo miró, con los ojos llenos de lágrimas. Y luego empezó a hablar, recordando cada detalle de esa noche, aliviado por contarle la verdad y no tener que llevar ese peso sobre sus hombros.

—Y nunca me lo dijiste —murmuró Jason triste.

—No podía hacerlo. Yo quería tanto a ese niño que perderlo y no tenerte a mi lado me hizo sentir amargado e irracional. Sólo podía pensar que no habías estado conmigo cuando más te necesitaba. Te culpé a ti por lo que había pasado, pero no tenía razón.

Jason inclinó la cabeza y cuando volvió a mirarlo tenía los ojos empañados.

—Yo me culpo a mí mismo también —dijo con voz ronca—. Me culpo a mí mismo porque debería haber estado contigo y no sé si podré perdonarme por no haber estado allí.

Dick lo abrazó, emocionado. Y, mientras se abrazaban, las lágrimas que había contenido desde esa noche empezaron a rodar por su rostro.

Había llorado antes, pero nunca así, sollozando como no había podido hacerlo hasta aquel momento, estando con Jason.

—Lo siento tanto, Dick. Ahora lo entiendo todo... Entiendo que quisieras alejarte de mí.

Dick negó con la cabeza mientras seguía aferrado a él, Jason soltando feromonas para que se sintiera un poco mejor, más tranquilo.

—Me tardé en darme cuenta de que no fue culpa tuya, Jay —dijo Dick, secándose las lágrimas con el dorso de la mano—. Pero habría ocurrido lo mismo aunque tú hubieras estado allí. No puedo culparte por algo que no podías controlar... Y estando contigo esta semana me he dado cuenta.

Jason tomó su cara entre las manos para apoyar su frente en la de él.

—Dickie...

—Nunca he dejado de quererte, Jason —le dijo—. Y me hacía tanta ilusión estar embarazado porque el niño era parte de ti, parte de los dos. Me dolía que trabajaras tanto porque pensé que habíamos perdido esa conexión tan especial y creí que el bebe nos uniría, pero he descubierto que lo único que necesitamos para recuperar esa conexión es estar juntos. No he tenido nada con Roy, todo es un truco publicitario, el único alfa en mi vida eres tú. ¿Podrás perdonarme por alejarte de mi vida cuando más te necesitaba? ¿Podrás perdonarme que te dejara? No volveré a hacerlo nunca, Jason.

—Soy yo quien tiene que pedirte perdón. Te quiero tanto... Estaba convencido de que mi obligación era darte todo lo que tú estabas acostumbrado a tener y se me olvidó lo que importaba de verdad: tú. Me he sentido tan solo sin ti, cariño —Jason acarició su pelo con ternura—. Y lo de Isabel también es cosa de mi representante, no hay nada entre ella y yo...

—Ya lo sé —dijo Dick, sonriendo.

—Cariño, a partir de ahora vamos a hacer las cosas de otra manera. He aprendido esta semana que puedo encontrar tiempo para mi trabajo y para el resto de mi vida... Y no volveré a dejarte solo. ¿Me darás otra oportunidad para demostrártelo?

—Mientras tú me la des a mí...

—¿Quieres ser mi pareja... por siempre? ¿Quieres casarte conmigo?

Los ojos de Dick se llenaron de lágrimas.

—Si Jason, sí, me casaré contigo y esta vez será para siempre.

—Para siempre —repitió Jason, inclinándose para buscar sus labios.

Y el beso que compartieron contenía la promesa de un futuro feliz.

Juntos, sabiendo lo que ahora sabían el uno del otro, serían capaces de todo.

STILL MINE ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora