⠀⠀⠀⠀✺✺✺ | CHAPTER FOURTEEN

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Jason de repente no podía racionalizar su comportamiento pensando que todas esas horas que pasaba trabajando eran por él. Porque al final, no le había dado lo que más necesitaba: su tiempo.

Había echado de menos su presencia, la conexión que habían compartido al principio pero que habían ido perdiendo poco a poco.

¿Cómo podía haberse equivocado tanto sobre lo que Dick necesitaba?

Él había querido que fueran felices, pero no lo eran. Al menos, él no lo era.

De repente su plan de venganza ya no le parecía tan dulce.

Dick estaba al borde de la piscina, poniéndose bloqueador antes de lanzarse al agua de cabeza, y Jason recordó un tiempo en el que lo único que quería era convertirlo en su pareja con su mordida y tener hijos.

Lo había querido tanto.

«Y aún lo quiero».

Esa admisión fue como un puñetazo en el estómago. Nada importaba en ese momento, ni la humillación que sintió cuando pidió que terminaran, ni la rabia y la frustración que había sufrido durante esos meses.

Su única certeza era que seguía queriéndolo y que, si hubiera alguna posibilidad de reparar el daño, haría las cosas de otra manera.

No sabía si Dick estaba dispuesto, pero había una manera de averiguarlo.

Y esta vez no lo hacía empujado por el deseo de vengarse, sino porque había tomado una decisión.

Era hora de recuperar a su omega.

***

Cuando Dick sacó la cabeza del agua vio que Jason se había lanzado después de él.

Muy bien, hora de salir de la piscina, pensó, nadando hacia la escalerilla.

Sentado sobre un escalón lo observó, nadando a grandes brazadas, meticulosas y bien definidas. Era un buen nadador, al fin y al cabo Dick lo había ayudado con clases de natación privadas.

Pero nadaba hacia él y, antes de que se diera cuenta, lo tomó por la cintura.

—¡Jason! —grito, agarrándose a su cuello para que no lo hundiera.

Claro que eso no debería haberlo preocupado porque Jason no parecía interesado en hundirlo, sino en besarlo.

Al notar el primer roce de su lengua Dick enredo las piernas en la cintura de su ex alfa, sintiendo la fuerza de sus muslos. Tenía que devolverle el beso, incapaz de resistirse ante la química sexual y natural que había entre ellos. La caricia del agua era cautivadora... El único problema era que debía ser Dick quien lo sedujera y no al revés.

Pero nunca había disfrutado besándolo como lo hacía en aquel momento. Lo había echado tanto de menos.

Aunque odiaba admitirlo, estar con él era lo que más deseaba y lo necesitaba tanto como respirar.

Jason empezó a llevarlo hacia los escalones, sin dejar de besarlo en ningún momento, el aire fresco acariciando su piel cuando lo sacó del agua.

No le preguntó dónde iban, no hacía falta.

Se sentía abrumado por el brillo de sus ojos, por la fuerza de su mirada, y cuando lo dejó sobre una silla alargó los brazos porque no estaba dispuesto a perderlo.

—No pienso ir a ningún sitio —dijo él, acariciando sus húmedos muslos—. Voy a buscar un par de toallas para secarnos.

Sólo se apartó un metro de él pero Dick lo necesitaba desesperadamente. Le pesaba la soledad del año anterior y sintió una punzada de remordimiento, deseando haber hecho las cosas de otra manera.

Sabía desde el principio que Jason era un alfa orgulloso y que había tenido que trabajar mucho para llegar donde estaba.

Cuando iniciaron su relación le juró cuidar de él y, en su opinión, trabajar mucho era la única manera de hacerlo. Aunque le había dicho muchas veces que lo único que necesitaba era estar con él, Jason no parecía capaz de entenderlo.

Tal vez porque su infancia lo había marcado para siempre.

Y, a pesar de todo, en ese momento Dick sentía algo que no había sentido en mucho tiempo: paz, serenidad.

Cuando volvió con las toallas alargó una mano para tocar su cara, trazando sus labios con la punta de un dedo antes de besarlo.

Y cuando se apartó, haciendo un esfuerzo, Jason lo envolvió en una toalla y empezó a secarlo con cuidado, sin dejar un centímetro de piel sin tocar.

Sabía que estaba intentando seducirlo y que no podría resistirse.

Lo observó luego mientras se secaba. Tenía un cuerpo tan hermoso y sus tatuajes lo hacían único, que mirarlo debía de ser lo más erótico que había hecho en mucho tiempo.

Jason tiró a un lado la toalla y se acostó a su lado, paso una mano acariciando su cuello y toco sus pezones. Antes de que Dick pudiera emitir una protesta, empezó a besarlo, tomando un pezón entre los labios para chuparlo suavemente.

Siempre le habían gustado sus botones y eso, por lo visto, no había cambiado. Pero enseguida le bajó el traje de baño y se apartó un poco para quitarse el suyo.

Dick levantó la mirada y se quedó sin aliento al verlo desnudo, como le ocurría siempre. Era tan único, un alfa hecho por los mismos dioses que casi daba miedo.

Sin pensar, inclinó la cabeza para besar su abdomen, plano y firme, sintiendo que sus músculos se ponían tensos de inmediato. Excitado, agarró sus muslos mientras pasaba la punta de la lengua alrededor del ombligo.

Él murmuró su nombre y Dick apoyó la frente en su estómago durante un segundo para respirar el aroma a alfa de Jason.

Luego se echó hacia atrás y agarró su miembro, sintiendo cómo palpitaba en su mano.

Los ojos oscuros de Jason, penetrantes, ardientes, brillaban con tal deseo que Dick sintió un cosquilleo irresistible entre sus nalgas y miembro. Aunque Jason no lo diría nunca en voz alta, Dick sabía lo que quería.

Habían estado juntos durante tres años y sabía muy bien cómo darle placer.

De modo que se inclinó hacia delante, sus labios y su lengua entrando en contacto con la erección. Oyó que dejaba escapar un gemido ronco mientras pasaba la lengua arriba y abajo, concentrándose en la tarea como si tuviera una importancia monumental. Y para Dick la tenía.

Jason era el único alfa al que le había hecho aquello y obtenía tanto placer al hacerlo como él.

—Dick...

Cuando notó que enterraba los dedos en su pelo siguió chupándole como él le había enseñado, como sabía que podía enviarlo al abismo. Y a Dick le gustaba verlo caer.

Pensar que lo volvía loco lo excitaba y, mientras seguía atormentándolo con su boca, el deseo salvaje de su omega se apoderó de él.

Jason era el único alfa que podía hacerlo sentir tan atrevido, el único alfa con quien el sexo podía ser algo tan profundo.

¿Estaba mal desear tanto a su ex alfa?

Jason no había cumplido su promesa de convertirlo en lo más importante de su vida, de estar con él para siempre...

Dick apartó de sí tales pensamientos.

Quería concentrarse en él, en hacer el amor con el alfa más irresistible del mundo.

—Dick.

La urgencia que notó en su tono hizo que se detuviera. Cuando la explosión que esperaba ocurrió, se sintió abrumado por la pasión y el amor que sentía por él.

Y cuando Jason tiró de él para buscar sus labios supo que no habría manera de detener aquello. El deseo se había apoderado de los dos y no eran capaces de negárselo a sí mismos.

Sin decir nada, su alfa lo tomó en brazos y Dick le echó los brazos al cuello.

Sabía a dónde lo llevaba: al dormitorio, a su cama.

STILL MINE ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora