⠀⠀⠀⠀✺✺✺ | CHAPTER TEN

893 104 2
                                    

Mientras Jason sacaba sus cosas de la cómoda tenía que recordarse a sí mismo que había una razón por la que aún no había echado de allí a su ex omega.

Lo había encontrado en la silla, con los ojos cerrados, murmurando su nombre en sueños y con un short que apenas ocultaba sus curvas.

Ver su expresión apacible le había encogido el corazón... Mientras que el short y esas piernas fabulosas habían tenido el efecto contrario en otra parte de su anatomía.

Había sentido la tentación irresistible de besarlo y cuando Dick abrió los ojos en ellos vio un brillo de deseo que conocía bien. Pero después había estropeado el momento recordándole que ya no eran pareja y no iban a compartir dormitorio.

Claro que eso no iba a durar mucho tiempo.

Estaba deseando recordarle lo que se había perdido durante el último año. Y, si seguía murmurando su nombre en sueños, se habían perdido algo.

Mientras sacaba calzoncillos y calcetines de los cajones miró hacia el balcón, donde Dick aun estaba de espaldas, mirando el mar.

Lo había amado y lo había perdido, pensó, con el corazón encogido. Y lo último no debería haber ocurrido nunca.

Dick debería haberse quedado con él, cumpliendo las promesas que le había hecho cada día que pasaban juntos. Pero no había sido así.

Jason cerró el último cajón, decidido a poner en marcha su plan.

Dick sintió la presencia de Jason incluso antes de que hiciera algún ruido. Siempre era igual: sentía su presencia antes de verlo, como le había ocurrido por la tarde, en la carpa.

Mordiéndose los labios, apretó la barandilla, intentando controlar los latidos de su corazón. Pero Jason no decía nada y cuando no pudo soportar el silencio se dio la vuelta.

El sol se había puesto y podía ver una lámpara encendida en la habitación, pero estaba concentrado en él. Sus ojos se habían oscurecido y no pudo dejar de recordar las veces que lo había tomado entre sus brazos para hacerle el amor.

Jason era un amante explosivo que siempre lo hacía disfrutar y temblaba al recordarlo besando todo su cuerpo, excitándolo como nadie. Su plan había sido hacer que perdiese la cabeza, pero le avergonzaba admitir que a él le estaba ocurriendo lo mismo.

—¿Ya terminaste?

—Sí, claro. He venido a darte las buenas noches.

El sonido ronco de su voz lo hizo sentir un escalofrío y apartó la mirada. Intentando buscar algo que decir, cualquier cosa, pero no se le ocurría nada.

—Gracias por dejar que me quede, ya sabes cuánto me gusta este sitio. Considerando los términos de la separación, no tenías por qué hacerlo.

—Era lo más lógico —hablo Jason—. Como mínimo deberíamos ser amigos. Yo no quiero ser tu enemigo, Dick.

Esas palabras hicieron que se derritiera por dentro, pero tuvo que recordarse a sí mismo que quería vengarse por tantas noches de soledad, por tantos días esperándolo, porque cuando más lo había necesitado Jason no estaba allí.

—¿Qué estás pensando, Dick?

—Nada.

—Entonces tal vez debería darte algo en lo que pensar —dijo Jason, antes de apoderarse de su boca.

Dick sabía que iba a besarlo y debería haberse resistido, pero habría sido una pérdida de tiempo porque se derretía cuando lo tocaba. Y cuando notó el roce de su lengua dejó escapar un gemido.

No sabía cuánto lo echaba de menos hasta aquel momento.

Había intentado olvidarlo centrándose en el trabajo para no pensar en su soledad, en la falta de pasión en su vida.

Jason seguía besándolo y cuando tiró de él para que notase la dureza de su erección, sin darse cuenta se apretó más contra él.

A pesar de los besos que habían compartido en el pasado, Dick no estaba preparado para aquello.

No había esperado aquel deseo salvaje, no sólo en él, sino en Jason también.

Lo notaba en las caricias de su lengua, en la presión de sus manos, como si intentase reclamar lo que una vez había sido suyo.

Notaba la fuerza de su deseo a través del pequeño short y ese roce electrizante le recordaba cómo se convertían en uno solo estando en la cama, de pie o sobre una mesa.

Siempre hacían el amor con una intensidad que los dejaba temblando.

Todo a su alrededor empezó a dar vueltas y tuvo que hacer un esfuerzo para no suplicarle que siguiera. Pero nada podía detener el placer de aquel ardiente y posesivo beso.

Dick cerró los ojos, disfrutando de las sensaciones, y cuando Jason tiró de su labio inferior con los dientes sintió que perdía la cabeza.

Era un beso tan apasionado, tan hambriento, tan posesivo que sintió que estaba a punto de llegar al orgasmo...

—Goldie... déjate ir —murmuró Jason—. Eres tan precioso cuando pierdes la cabeza... Echo de menos verte así.

Solo eso basto para que todo el cuerpo de Dick se sacudiera y se aferrara a Jason. Confirmando cuanto echaba de menos sentirlo, mientras abría los ojos, volviendo a la tierra cuando los espasmos del orgasmo terminaron.

—Jason...

Su nombre no fue más que un suspiro pero, como si entendiera lo que quería, Jason se inclinó hacia delante para besarlo de nuevo, con ternura pero también con una ansia que no podía disimular.

—Buenas noches, Dick —dijo luego poniendo un dedo sobre sus labios—. Que duermas bien.

Y Dick lo vio salir del balcón pensando que esa noche sus sueños serían más dulces de lo que lo habían sido en mucho tiempo.

Debía admitir que no era así como había querido que fueran las cosas, pero no había sido capaz de evitarlo.

Se puso rojo al recordar que había tenido un orgasmo con un simple beso; un orgasmo que lo había dejado completamente saciado.

Evidentemente, la química entre ellos seguía siendo tan explosiva como siempre.

Mientras se apoyaba en la barandilla del balcón se dio cuenta de que, a pesar de lo que había ocurrido, tenía que seguir adelante con su plan.

Todo el mundo podía perder la cabeza al menos una vez, pero lo importante era volver al camino recto. Y estaba seguro de que después de una noche de sueño volvería a controlar sus sentidos de nuevo.

STILL MINE ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora