⠀⠀⠀⠀✺✺✺ | CHAPTER TWELVE

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A la mañana siguiente, Dick estaba a punto de levantarse cuando sonó su celular y, suspirando, tomó el teléfono mientras miraba hacia el balcón.

—Habla Dick.

—Dickie, me alegro mucho por ti. Cuando vi la fotografía casi me pongo a llorar.

Dick reconoció la voz de su amigo Wally West, un omega diseñador que había conocido en el rodaje de su primera película y cuya amistad lo había ayudado a soportar muchos momentos malos.

Pero sabía a lo que se refería y decidió pararlo antes de que siguiera.

Conociéndolo, el pobre Wally seguramente rezaba cada noche para que volviera con Jason porque siempre los había creído la pareja perfecta, pero estaba equivocado.

—Ahórrate las lágrimas West porque no es verdad. Digan lo que digan las revistas, Jason y yo no nos hemos reconciliado.

Al otro lado de la línea hubo un silencio.

—Pero en la foto de People están besándose —insistió Wally, sin poder disimular su decepción—. Y no te atrevas a decir que es una foto falsa.

Dick se mojo los labios, listo para soltar la explicación sobre la foto.

—No, no lo es, aunque me gustaría que lo fuera. Me encontré con Jenny Rowe en el partido de polo y cuando estaba hablando con ella apareció Jason. Para disimular le di un beso en la mejilla, pero él decidió aprovechar la situación y me dio un beso en los labios, eso es todo.

—Pues parece un beso muy apasionado.

Lo había sido, si.

Pero nada comparado con el que habían compartido por la noche en el balcón.

Dick sintió que le ardía la cara al preguntarse qué habría pensado Jason al ver que llegaba al orgasmo con un beso.

—Conoces a Jason, solo lo hizo para molestarme.

Un silencio se escucho al otro lado de la línea, Wally suspiro antes de hablar.

—Deberías hablar con él, Dickie. Deberías contarle lo del cachorro. Ya sabes lo que pienso sobre eso.

Dick respiró profundamente.

Wally era de las pocas personas que sabían lo que había ocurrido esa noche, en Barcelona.

Cuando descubrió que estaba esperando un cachorro se llevó tal alegría que quiso compartirlo con alguien de inmediato y el elegido fue Wally.

Y a su amigo se le había ocurrido la idea de hacer un vídeo sorpresa para contarle a Jason que iban a tener un cachorro.

Dick lo tenía todo planeado: cuando su alfa llegase a Barcelona sugeriría ver unas cintas de posibles proyectos que le había enviado su representante y le pondría el vídeo del primer ultrasonido, aunque el cachorro no era más que una manchita blanca en un mar de oscuridad.

Pero las cosas no habían salido como esperaba.

—Sí, ya sé lo que piensas sobre eso, pero Jason debería haber estado conmigo —le dijo, sabiendo que Wally intentaría hacerle ver el asunto desde el punto de vista de su ex alfa—. Perdóname, pero ahora tengo que colgar. Te llamo más tarde, ¿de acuerdo?

—Sí claro. ¿Y dónde está Jason, por cierto?

—No tengo ni idea. Hemos pasado la noche en casa...

—¿Qué?

Dick pudo jurar que a Wally le dio un mini paro cardíaco.

—Pero en diferentes habitaciones. Y, conociéndolo, seguro que ya se habrá ido. Tiene un proyecto en Nueva York, así que ya estará trabajando.

—¿Van a estar juntos todo el verano?

Wally se estaba haciendo ilusiones y Dick sabía que sería una pérdida de tiempo intentar convencerlo.

Pero la habitación de Jason estaba al otro lado del pasillo y, conociéndolo, seguramente no se cruzarían más de un par de veces.

—La casa es lo bastante grande como para que no tengamos que vernos.

Wally hizo un sonido al otro lado de la línea.

—Tengo que colgar.

—Bien entiendo. Mantenme al tanto, adiós.

Dick negó con la cabeza antes de sonreír y colgar. Después de colgar, fue a darse una ducha con intención de bajar a la piscina.

Aunque las cosas habían empezado de una manera extraña con Jason, gracias a él había dormido como un bebé.

Un orgasmo de Jason Todd no fallaba nunca. Cada vez que volvía a casa después de un largo día de rodaje, él le hacía el amor para calmar sus nervios.

Y ahora que había despertado su deseo, quería más. Era como si de repente hubiera desarrollado una adicción por sus caricias. Unas caricias sin las que había pasado durante todo un año, pero que en aquel momento necesitaba más que nunca.

Al pensar eso sintió un familiar pellizco en el estómago. Ahora que su omega había reconocido la familiaridad de sus caricias, parecía tener mente propia.

Dick arrugó el ceño mientras se quitaba el pijama, preguntándose si Jason lo habría hecho a propósito.

No le sorprendería nada que así fuera. Él mejor que nadie sabía cómo reaccionaba ante sus caricias.

Sí, muy bien, debía admitir que le había ganado aquel asalto, pero estaba decidido a no bajar la guardia de nuevo.

STILL MINE ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora