V.II - Saga Juntos o Muertos - Regresemos como héroes [G.O]

| Primera parte: Aprender de los peores golpes|

"Morir no es mi preocupación, ya tomé decisiones que me llevarán a ello pronto,

pero yo no quiero que los demás mueran por mi"

Cuando Anais recibió toda esa información, miró a su hermana con los ojos bien abiertos para luego fruncir el ceño y darle un puñetazo flojo al hombro derecho. Como se acordó de todo, le recriminó sus acciones en Suqueia.

Andrea no la culpaba, de hecho, sabía que había actuado con total inmadurez. Tomar el destello de Andrina e irse con su hermana a Extra-Sistema no fue buena idea, más si en el destello avisaba de las normas en ese planeta.

Aun con ello, sonreía. Ambas recordaban todo e iban a ayudar con todo lo que tenían. Anais aún no se creía que tuviera poderes, pero no por ello se tiró atrás, de hecho, ahora que sabía que podía ser útil y que no iba a ser la típica princesa en apuros.

—¿Entonces la princesa no está en otro castillo? ¿Va a tomar su paraguas y va a hacer frente a los problemas para salvar a los fontaneros? —preguntó Andrea con una pequeña risa.

Anais soltó un suspiro largo.

—Menos mal que sigues siendo la Andrea de siempre —respondió Anais una pequeña sonrisa.

—No tienes ni idea de la emoción que tengo Anais, ¿viste esa pelea que tuve con Mikuro? ¡Por un momento me creía como en las peleas de esos videojuegos! Tengo que saberme la combinación de teclas para hacer mi ataque impresionante y ganar, ¿entiendes?

—Sí, claro que lo hago Andrea, pero sabes que esto no es como un videojuego.

—No lo puedo evitar, ya sabes como soy.

Ambas hermanas pudieron soltar una leve risa para luego prepararse e ir al lugar que Florian había dicho al fin.

No muy lejos de ahí, Florian iba directo hacia el almacén antiguo donde prometió reunirse con los demás jóvenes héroes. En medio de la carrera, su cuerpo exigía un cambio urgente, algo que a él no le gustaba del todo porque era incómodo el proceso.

—Venga, sabes que no puedo cambiar ahora, y más como actúas —le pidió Florian.

—No voy a poder retenerlo mucho tiempo, y lo sabes —respondió una voz más femenina.

—Dame solo unas horas —pidió, escuchando el suspiro largo de ella.

—Está bien. Solo unas horas, pero no lo fuerces, sabes cómo funciona.

Florian, aunque siempre mostrara una sonrisa, no paraba de darle vueltas a todo, ¿cómo era posible? Una anomalía siendo aliada de los Números. ¿Qué estaba ocurriendo? Parecía que todo iba a ponerse todo vientos hacia arriba, y no era algo que le gustara.

La culpa le azotaba, el pasado le susurraba una vez más, pero respirando con paciencia, intentó no darle importancia. Era por el bien de todos.

Confiaba en las capacidades de sus compañeros, creía en cada uno de ellos. ¡Era obvio que lo hacía! Pero cuando pensaba en Andrea...

—No caigas en las palabras dulces de los Errores —susurró Florian, tragando en seco—. Yo casi lo hago.