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Han pasado dos meses después de que Lía se fue, y yo he aprendido a llevar su perdida. Ahora tengo una pequeña rutina, hago mi vida normal y por la tarde me acerco al cementerio, paso un tiempo hablando con ella. Me gusta pensar que me escucha, aún que ya no esté aquí, la sigo queriendo.
Hoy es un día como cualquier otro, de hecho voy camino al cementerio, tengo que contarle varias cosas. Estoy en camino a su tumba, cuando reconozco una figura sentada a los pies de esta. Arnau también suele venir a hablar con ella, supongo que le cuenta como va la vida, le lleva flores, y de vez en cuando lleva pequeños chocolates, no se por que pero al día siguiente ya no están allí. Me acerco un poco y logro escuchar un poco de sus palabras.
-Bueno, ¿recuerdas que me dijiste que ibas a estar en la luna cuando te fueras? Yo quiero ese adiós que nunca me diste Lía, suena egoísta pero de verdad que te echo de menos, ya no están las cosas del todo en su sitio- Para de hablar cuando me ve- Oh, no sabia que ibas a venir.
-No pasa nada, si quieres vengo al rato- me acerque a el y le toque el hombro.
-No, yo ya me iba, quédate con ella- En sus labios se posa una sonrisa agradable y se levanta dispuesto a irse.
Estoy a solas con ella, no es raro pues me he acostumbrado, me siento delante de la tumba y empiezo a jugar con unas ramitas.
-Ey, mi niña- me rio un poco- Soy yo de nuevo, creo que te vas a cansar de tanto escucharme, ¿Qué era eso de tu adiós? La verdad no se pero si te me apareces en algún lado no me asustes, ¿Te acuerdas de la funa de Auron?- Y pasaron horas y horas hablando.
Llegue a mi casa y estaba rendido, fui directamente a la cama y me para conciliar el sueño me pongo a mirar la ventana, la luna estaba hermosa. Por un momento vi de reojo una sombra de una mujer, no le di importancia y me dormí.
Llegabamos a la casa y alguien en el coche me estaba mirando. Ambas personas salimos del auto y caminamos... a la antigua cocina.
-¿Qué vas a cenar tú?- solté rompiendo el silencio, no es como si yo lo dijese, pues no sabía aún quien era la otra persona.
-No sé, supongo que una sopa y si eso calentamos lo que hay allí ¿No?- No me lo podía creer, era Lía, la miré buscando respuestas ¿Qué estaba pasando?
Me miró diciendo que solo disfrutara y sonreí, creo que esta era su despedida, un día junto a ella de nuevo. Hicimos la cena y nos sentamos en el sofa a comer, cuando nos dimos cuenta que había quedado un plato de croquetas. La miré y le pregunté:
-¿Te las comes tú? -Me miró y negó.
-Come tú- Me sonrió
-No hombre, cómetelas, a penas has comido- Le acerqué el plato.
-No tengo ganas en serio, come tú- Me acercó el plato y yo me acerqué a ella.
-¿Seguro que no quieres? -Me acerqué quedando a centímetros y ella igual.
