24 de febrero

Prólogo

Las nubes dejaron de ser testigos del amor que nos teníamos. Ni siquiera ellas pudieron aliviar este dolor. Deje de apreciarlas porque todo me recordaba a él y yo se, que también pensará en mí como la causa perdida de sus amores, como un "seremos" que nunca llegó.

Yo no quería que se acabara, pero él me obligó. Fue un "Y nunca serán felices" de la historia más hiriente que el cine pudo sacar. Me arañé las manos, lastimé mi garganta rogándole que no se fuera y me perdí a mi misma. Deje de brillar y solo vivía entre el miedo y el olvido.

Dicen que la piel me ardía del enojo. Que los ojos perdieron su brillo y a pesar del tiempo nunca volvió. Que las ojeras eran más grandes que mis ganas de vivir y que mi aspecto cada vez era más deplorable. A la mierda con todos. Nadie me pudo sacar del abismo en el que él me había metido.

Me enamoré como una tonta de una persona que no sabía soñar. Yo quería más. Quizás era ambiciosa, pero el amor lo vale todo. Deje de querer y eso es lo que más me duele ahora, de todo lo que he perdido, eso es lo que más me destroza.

Espero que él no lea las cartas que un día le dedique. Espero que él no recuerde el cielo que nunca tocamos, que no lo reviva, que ya no lo necesito. La sangre fluye normalmente, al igual que las olas, al igual que el cielo, al igual que el amor.

Ya no necesito el amor. Ya no necesito tu amor.

Para: El cielo que nunca volvió.

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Les presento esta nuevo historia de amor. Enamórense y amen con locuras.

Hasta donde los límites lo permitan🥰

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