Entro al salón de clases a toda prisa. Pensé que había llegado tarde. Odio hacerlo y si lo hice, pero el profesor llegará más tarde que yo aún. Hay muchos estudiantes hablando. El ruido me molesta hoy en gran magnitud. Quiero tirarme al suelo y gritarles que se callen. Son insoportables e hipócritas. Escuchar como hay algunos que quieren lograr más que los otros. O cómo presumen de lo que estudian cuando todos somos del mismo año y carrera. Los odio. No pueden ser humildes y desearle el bien al otro.
Corro al asiento junto a mis amigas y el teléfono me suena. Un pequeño grupo se calla al escucharme hablar. Es un número desconocido.
—Hija —Abro los ojos al instante al escuchar su voz.
—¡Papá! —Digo emocionada— ¿Cómo estás? —Unos cuantos estudiantes me ven interesados.
Si, estoy feliz por hablar con él. Como no tienen idea.
—Aún en el hospital, me dijeron que estuviste aquí, que viniste a verme —Dice queriendo saber más.
Me dolió verte ahí, pero no te lo diré.
—Si papá, estabas dormido, me dijeron que la medicina te había puesto así. No te quería despertar.
—Quisiera haberte visto hija —Dice con la voz cansada y apagada. No es la que normalmente escucho.
—Si papi, recuperate rápido para que nos veamos —Trato de sonar animada—, debes saber que te amo —Suelto junto con una gran cadena que colgaba de mi cuello.
—Yo también hija, cuídate mucho.
—Tu también papi, quiero verte cuando salgas de ahí —Lo digo tan alegre, pero en el fondo se escucho tan oscuro. Tan triste.
Más personas se interesan aunque intento hablar bajo. Caigo en cuenta que lo que digo deja mucho a la imaginación.
—Si hija, te dejo, hablamos después porque ya me siento cansado —Ouch.
—Está bien, igual ahorita voy a clases, hablamos más tarde si se puede.
—Si, adiós —Y cuelga.
Su voz, él. Se escuchaba cansado, pero oírlo hace que sienta un alivio grande. Aun así no es en un 100%. El catedrático entra y todos nos ponemos al tanto de lo que nos explica mientras anotamos y otros practican de una sola vez en sus laptops. No me atrevo a traerla en el maletín. Menos en este país en donde hasta una mirada te puede matar.
Suelto todo el aire cuando termina la clase viendo la cantidad de tareas que tengo que hacer.
—¿Vienes con nosotros? —Me pregunta Esmeralda mientras guardo mis cosas. La miro seria y me pregunto si será correcto. Debería de ir para distraerme.
—Está bien —Digo sonriendo a lo descarado.
— Vamos a ir a comer al burguer con otros compañeros.
—Tengo mucho tiempo sin comerme una hamburguesa —Es aquí en donde agradezco llevar más dinero en los bolsillos.
Salimos del salón y nos encontramos con los pasillos llenos de estudiantes. Caminamos hacia un grupo en donde están Carolina y dos chicos más. Uno de ellos de ojos coquetos se clava en mí de una sola vez.
—Hola —Los saludo cuando llegamos, ampliando mi sonrisa.
—¡Hola! —Grita Carolina y se me tira para abrazarme. Retrocedo un poco ante su afecto y la estrecho contra mi.
Es raro sentir un abrazo y uno sincero. Es extraño y lleno de amor.
—Me llamo Alex —Habla el de ojos coquetos cuando Carol se quita de encima.

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24 de febrero
RomanceSolo éramos él y yo. No existían un nosotros, un fuimos y un somos. Solo eramos él y yo en un extrañable silencio. Lo quería... Único libro.✨ En edición🥰 Derechos reservados. Insta: vkristal.22