Capítulo 14: Reminiscencias

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Alemania, 1945

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Alemania, 1945

La guerra llega a su fin. Berlín acaba de rendirse de forma incondicional a los soviéticos, y únicamente Japón parece aguantar el empuje de los aliados. Las fuerzas del Eje han perdido la guerra. Primero fue Italia, luego Francia y ahora, por fin, Alemania ha claudicado también. Solo es cuestión de días que la derrota sea total.

El coronel Danilu se dirige a su oficina haciendo resonar las botas militares contra el brillante suelo del pasillo que comunica con la sala de radio. Lleva el negro uniforme de las temidas SS alemanas pero hay algo peculiar en él: la banda del brazo es verde en lugar de roja y la esvástica ha sido sustituida por un dragón dorado. No es una banda cualquiera, y es que él no es un oficial cualquiera. Tampoco el campo de concentración lo es. No se parece a los de Auschwitz o Dachau. Este no aparece en los mapas y muy pocos, además del Führer, conocen su existencia.

Durante estos años, Danilu y los suyos han vivido aquí a cuerpo de rey, sin necesidad de tener que preocuparse por el número de prisioneros, pero ahora están racionando la comida. De un tiempo a esta parte ya no llegan camiones ni trenes con nuevas remesas.

Danilu sabe que se acerca el final, pero siempre esperó que esta vez fuera diferente. Al abrir la puerta de su despacho, el oficial ve a Ülrich, de pie junto a su mesa, y le habla con voz áspera:

- Parece que esto se acaba, maldita sea.

El joven asiente y pregunta:

- ¿Qué haremos ahora, padre?

- Lo primero, eliminar todo rastro de que hemos estado aquí.

- ¿Todo?

El coronel mira a su hijo con semblante serio. Sabe a qué se refiere Ülrich y le hubiese gustado evitar este momento pero en su interior siempre ha sido consciente de que, tarde o temprano, llegaría. Mientras se pasa la mano por la enorme cicatriz que le cubre la cara, Danilu contesta:

- Todo. No hay más remedio.

El teniente intenta replicar:

- Pero padre, Anne...

- ¡Te he dicho que hay que eliminarlo todo! - grita el coronel con voz profunda, silenciando al joven - ¡Conoces nuestras leyes! ¡No se puede hacer nada!

El puño del coronel golpea la mesa, terminando con la conversación, y el teniente baja la mirada en señal de respeto.

Por un momento, las dos figuras permanecen en silencio, separadas por unos pocos centímetros que permiten apreciar la poca diferencia de edad que aparentemente existe entre ambos.

Aparentemente..., sí.

Aparentemente, Ülrich es joven.

Aparentemente, Danilu también.

Solo aparentemente.

Ülrich fue convertido durante la Gran Guerra, la primera que enfrentó a todos los hombres entre sí. De aquello hace ya casi treinta años.

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