Capítulo 26: El cebo

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Es tarde

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Es tarde. Una penumbra tenue lo envuelve todo.

Necesito aclarar mis ideas. Valérie tiene razón, no podemos seguir así. Sé que soy lo que soy y eso no lo puedo cambiar, pero sí puedo decidir qué hacer con mi vida. No quiero perderla. Me arriesgo casi a diario para proteger a gente que ni siquiera sabe que existo y, sin embargo, no hago más que descuidar a la persona más importante para mí. Eso tiene que acabar. La necesito. Tenemos derecho a una vida juntos, a una de verdad, a pesar de todo, a pesar de mi maldición.

Cuando volvamos a la Isla hablaré con Mijail. Debo hacerlo. Quizá nos permita continuar allí, con ellos. Eso sería magnífico. Una vida normal entre los que conocen mi secreto. Sin tener que escondernos. Sin tener que mantener la guardia constantemente. Sería maravilloso, sí, vivir por fin.

La noto cerca.

De nuevo esa sensación tan habitual que provoca su presencia.

Como siempre, desprende sexualidad, atrayéndome incluso antes de verla.

Es una suerte el saber que lo que me hace sentir es irreal, de otra forma no sería capaz de controlar el deseo que me provoca.

- Hola, AD.

Me giro levemente a modo de saludo, con las manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta.

- Hola, Lena... Ya sabes que no me gusta que me hagas esto.

No me responde. A veces creo que se siente tan incómoda como yo. Incluso he llegado a pensar que quizá sea incapaz de controlarlo, como algo que surge desde su interior con fuerza y de forma espontánea.

Siempre he sabido que sentía algo por mí, pero siempre esperé que el amor de aquella preciosa niña que me miraba con sus enormes y todavía inocentes ojos verdes no fuese más que una fantasía, un espejismo.

Todo este tiempo he estado equivocado. Me he estado engañando.

Con todo, una ligera sensación de bienestar aflora a través de mi piel, provocándome un cosquilleo de satisfacción.

A veces me pasa.

Y lo peor es que me gusta.

Quiero a Val, por encima de todo, pero que una criatura tan bella como Lena pueda sentir algo así por mí me hace sentir bien.

En ocasiones he llegado incluso a imaginar cómo sería lo nuestro si alguna vez llegáramos a acabar juntos.

Es una locura, lo sé.

Val. Valérie. Ella es mi ancla. Me siento mal por tener este tipo de pensamientos. Lena y yo juntos... Es imposible... Algo ridículo... Solo un pensamiento irracional.

- ¿Qué haces aquí fuera? ¿Habéis discutido otra vez?

La miro, intentando adivinar en ella algún signo de satisfacción ante lo que considero más un deseo que una pregunta.

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