Capítulo 27: El mundo se desmorona

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Ya está amaneciendo

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Ya está amaneciendo. El tiempo pasa inexorable mientras avanzamos todo lo rápido que nos permiten nuestras extremidades por entre los tonos verdes y amarillos de los abetos, siguiendo a Lena y su grupo, rogando que no sea tarde.

Fénix no se separa de mí, y los tikaani nos guían descubriendo a cada paso el camino que debemos seguir.

Parece que, poco a poco, les estamos dando alcance. El rastro es cada vez más fresco. Sin embargo, no podemos gritar llamándolos. Delataríamos nuestra posición y perderíamos el efecto sorpresa. Si, como sospecho, todo esto no es más que una trampa para atrapar a Lena, los malditos vampiros lo tendrían muy fácil para emboscarnos a nosotros también.

Nos movemos en silencio y cada vez más despacio, con cautela. Estamos muy cerca.

La visión es horrible.

Ya he visto estas cosas con anterioridad pero sigo sin acostumbrarme.

En el suelo, sobre un manto de tierra y hojas húmedas, descubrimos al grupo de Lena.

Están todos muertos.

Dios mío, hemos llegado tarde.

Me pongo a buscarla frenéticamente entre los árboles, temiendo encontrarla en cada cuerpo disperso que examino, pero no está. Parece que no han acabado con ella aún. A lo mejor quieren divertirse un poco antes, como hicieron conmigo.

De repente, escucho un grito. Todos nos quedamos quietos. No viene de lejos y sé que es ella. La reconocería en cualquier parte. Miro a los tikaani y ellos a mí. Nadie dice nada. No hace falta. Lena sigue viva y tengo que salvarla. Ellos asienten sin aparentes emociones, a pesar de todos sus hermanos caídos. No hay tiempo para lamentos.

Nos separamos, ocultándonos a la vista de los que buscamos.

Allí están.

Puedo verlos.

Hay un claro.

Efectivamente, deben de ser unos quince chupasangre. Lena está en el centro, atada de pies y manos. Observo los golpes y las magulladuras que adornan su cuerpo pero, aparentemente, no tiene ninguna herida de importancia.

Respiro aliviado.

Joder, ¿cómo se ha podido dejar atrapar así? Supongo que estaba tan enfadada que se lanzó a por estos piojosos sin pensar que en realidad se estaba tirando a los leones.

La neblina que provoca la humedad del terreno ayuda a ocultarnos.

Parece como si los vampiros esperaran a alguien. Si es así, estaremos en problemas porque ahora tenemos una ligera ventaja pero no me gustaría que nos superaran en número... Algunos están de pie, dando la espalda al resto de sus compañeros, como vigilando que todo a su alrededor está bien. Mientras, los demás parecen estar hablando entre ellos distendidamente.

El último sheduDonde viven las historias. Descúbrelo ahora