15. Detectives que no son detectives

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—Ser papá soltero es complicado, Odasaku.

—No juegues con la engrapadora.

Dazai soltó el objeto mencionado —y con el que había estado simulando engramparse el dedo— y siguió con su rostro lastimero mientras que Oda terminaba de revisar unos últimos exámenes.

—¿Por qué lo dices? —preguntó esta vez, ordenando todos los papeles en un folder.

—Casi todos los días como en los recesos con Atsushi-kun y Akutagawa —empezó a contar. Oda aún no entendía el problema—. Cuando estaba Chūya, él se encargaba de regañarlos cuando se ponían a discutir, ¿cómo se atreve a dejarme solo para cuidar a sus crías? Ni siquiera sé de qué lado estar.

Mentira, casi siempre apoyaba a Atsushi. Cuando no lo hacía, era porque consideraba que Akutagawa tenía buenos argumentos y declaraba un empate diciendo: "Ya cállense y déjenme dormir". Quería creer que siempre obraba dejándose llevar por el lado más justo.

—Kyouka-chan dice que soy muy parcial —mencionó con desdén-. Hoy discutieron al final de las clases porque habían iniciado una competencia por quién dibujaba al mejor disque "tigre" en el pizarrón —Rememoró el momento y aquel instante en el que ambos apelaron a su juicio para que evalúe cuál era el mejor dibujo—. Esas cosas parecían de todo menos tigres.

Oda sonrió sutilmente.

—Y déjame adivinar, ganó Atsushi-kun.

—En mi defensa, él me intentó dibujar al lado del tigre y Kyouka no cooperaba.

Dicho de una mejor manera: intentó dibujar una masa amorfa que buscaba parecerse a él, pero la intención es lo que valía.

—Ustedes dos siempre han obrado como tutores de esos muchachos, ¿no es así? —preguntó Oda.

Dazai sonrió porque, si bien él fastidiaba a Chūya por obrar como una madre responsable con sus menores, en el pasado él actuó como si fuera algo así como un padre... Uno bastante irresponsable y con aires de ser el que se iría por cigarrillos en la primera oportunidad, pero un padre a final de cuentas.

Oda también los había conocido de pequeños, incluso estuvo cuando "adoptaron" a los tres menores. Dazai aún recordaba cuando lo vio por primera vez, llegando a su sala junto el anuncio de que sería su nuevo profesor particular. Según Mori y Kouyou, tanto Chūya como Dazai requerían tener un poco más de nivel en sus clases, lo cual fue una excusa poco creíble puesto que ambos eran perfectos sobresalientes en sus aulas.

Luego de unos años, Dazai se enteró de los verdaderos motivos de esas clases.

Uno: los dos eran demasiado hiperactivos y creativos como para dejarlos solos más de dos minutos sin que estuvieran armando una estrategia revolucionaria para condenar a todo aquel que despreciara a algún animal inocente.

Y dos: porque aquello era un pequeño trabajo extra que le dio Mori a Oda para poder pagar unas deudas.

Vale aclarar que, si Dazai no se hubiera encariñado demasiado con Odasaku, Mori no le habría cumplido el deseo de dejarlo libre de amenaza cuando este decidió que quería desligarse de cualquier actividad ilícita para continuar con una vida normal. Así mismo, Oda se volvió algo así como un tío que lo iba a visitar constantemente y en el trayecto llegó a conocer a Ango.

Pese a la diferencia de edad, Dazai logró colarse en las conversaciones de adultos y hacía sentir algo idiotas a los mayores por estar conversando con un niño como si fuera un amigo común y corriente. Incluso llegó a arrastrar a Chūya de vez en cuando en el chismorreo, pero el pelirrojo solía estar más distraído por vigilar a Atsushi y que este no se comiera un crayón mientras Akutagawa lo alentaba a hacerlo.

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora