8. Inesperado Desenlace

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Dazai no era el mismo.

El niño que Chūya había conocido no era el mismo que el adolescente de ahora. Quizá podían haber ciertos restos de aquella inocencia infantil que plagaba su alma cuando solo tenía once años, quizá podría tener la misma suspicacia, quizá podría tener el mismo sentido del humor, quizá podría seguir manteniendo el cariño que le tenía al pelirrojo como a ningún otro.

Quizá podría ser simplemente una pizca de todo aquello, mientras que el resto de él se volvió alguien indescifrable, alguien que buscaba esconder su verdadera naturaleza en los rescoldos de su antiguo yo. Llevaba una máscara puesta, y en el momento en que alguien descubriera su falacia no sabía qué le esperaba.

En los años en los que estuvo fuera de Yokohama había pecado de muchas cosas, cosas que no sabía si en algún momento sería capaz de confesarselas a Chūya o cualquier otro ser viviente que siguiera confiando que él era el mismo de siempre...

Atsushi y Akutagawa lo seguían viendo como la figura que los rescató cuando eran niños, con tanto respeto e incluso dejes de admiración. Kyouka le hablaba con confianza tal como lo hacía cuando era pequeña, y eso de por sí ya era mucho. Oda le saludaba en la preparatoria y a veces tenían charlas breves para que nadie los pillara, y las pocas personas que había conocido en el instituto también parecían verlo como un estudiante común.

Ante ojos de todos, él era normal.

Ante Chūya, él era normal, y eso le bastaba, y no iba permitir que alguien como Tachihara fuese quien le quitase la máscara.


Revisó la hora en su celular. Llevaba un buen rato caminando por las calles poco transitadas de la ciudad, y a pocas cuadras de llegar a su destino, realizó una llamada.

*****

"Hoy llegaré más tarde de lo normal, así que no me esperes despierto

—Kouyou"

Chūya volvió a doblar el papel que había encontrado en la encimera y lo dejó en el mismo lugar para luego dirigirse a su cuarto.

Seguramente Kouyou tendría que atender a algunos pacientes en la clínica. Recordaba que su hermana le había comentado que permaneció en el mismo trabajo desde que era niño, al parecer tenía un buen salario y las horas en las que atendía no eran tan pesadas.

Además, fue en ese lugar donde conoció a Mori-san.

Se preguntaba si el mayor habría decidido trabajar en el mismo lugar ahora que había vuelto, después de todo, nunca podría comprobarlo por sí mismo pues nunca había visitado a su hermana en el trabajo, y ella tampoco le hablaba mucho al respecto. Kouyou le decía que se encontraba muy lejos y a veces el trayecto era agotador. Si se ponía a pensar, las únicas veces que la vio fungir como enfermera, era cuando él se lastimaba de niño.

Se encerró en su habitación y tiró su mochila a alguna esquina del lugar.

Se apoyó en la puerta de su armario y le envió un mensaje a su hermana para indicar que ya estaba en casa, luego buscó entre sus contactos el número de su amigo.

Chūya (08:15)

¿Llegaste bien a casa?

Dejó el aparato sobre la mesita de noche y lo miró unos segundos esperando respuesta a ese mensaje, pero nunca llegó, por lo que no pudo evitar sentirse intranquilo.

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora