13. Hace cinco años

1.1K 157 147
                                    

Advertencia: Leve +18

[Hace cinco años]

Una tarde de septiembre, dos chicos se estaban alistando para llevar a cabo una misión de suma importancia con la que probablemente se llevarían uno que otro regaño. Pero, ¿por qué preocuparse por eso ahora? Eso sería el rollo de los Chuya y Dazai del futuro.

Sin embargo, ninguna buena misión se salvaba de los contratiempos.

—Chūya, ¿en serio te estás tardando tanto por eso? —dijo Dazai asomándose por la puerta de aquella habitación. Vio a su amigo de puntillas que intentaba alcanzar su sombrero que reposaba sobre el armario—. Creo que alguien necesita mi ayuda~

—Cállate, no te necesito —farfulló, estirando más su brazo hasta que su índice logró tocar el borde—. Lo tengo... —Pero lo único que consiguió fue empujarlo accidentalmente—. Mierda...

—¡Ese lenguaje! —regañó Kouyou que pasaba por allí con un cesto de ropa.

Dazai comenzó a reírse cuando el rostro de Chūya se puso rojo de rabia, acercándose con pasos silenciosos hasta su amigo que seguía dándole la espalda y con intenciones claras de querer golpearse la frente con la madera del armario.

—Cuando sea alfa, espero crecer aunque sea un poco —musitó Chūya mientras que Dazai apenas estiraba el brazo para bajar el sombrero.

—A mí me gusta tu estatura, te hace dependiente de mí.

—Es por eso que no me gusta.

—Oh, vamos, aunque fueses alfa no crecerías, eso ya es genético —dijo dándole vueltas al sombrero y saliendo de la habitación. Chūya lo siguió dando fuertes pisatones.

—Si fuera así... ¿Entonces por qué Kouyou es alta? ¡Ella es mi hermana, tenemos los mismo genes!

—Pues entonces echale la culpa a ella, se llevó todos esos genes y a ti te dejó enano. Pobrecito —se burló conteniendo una carcajada.

—Serás... —El pelirrojo le quitó el sombrero a su amigo y se lo colocó. Luego se cruzó de brazos y alzó el mentón. Dazai volvió a fingir que contenía una risa.

—¿Puedo tomarte una foto para reírme luego?

—Cállate.

—Chūya —llamó Kouyou mientras se colocaba un abrigo y miró a ambos chicos que estaban a punto de salir—. Siento arruinarles los planes, pero necesito que se queden.

—¿Y yo por qué?

—¿Para qué, nee-san? —preguntó Chūya acercándose a su hermana, quien puso una mano en su hombro.

—Va a llegar un paquete y necesito que lo reciban, ahora tengo que salir con urgencia por algo del trabajo.

—¿Lo dices en prural? —cuestionó Dazai desganado.

—Si yo me quedo, tú te quedas —sentenció Chūya severo.

—Pueden comer el helado de la nevera —siguió la mujer con intenciones de hacerles más amena la tarde—. Ahora debo irme, trataré de llegar rápido.

—Pff... cuando llegues de seguro ya habrá anochecido —mencionó Dazai dejándose caer en el sillón de dos plazas—. Hoy no rescataremos perritos, Chūya.

El pelirrojo lo miró y también sintió un repentino desánimo. Justo ese día había encontrado un pequeño cachorrito en su camino a casa de la escuela y estaba seguro de que tenía cara de "adóptame". Tenía que llegar rápido a casa, así que se limitó a arrojarle un poco de lo que sobró de su lonchera con la promesa de que volvería. Tendría que ser para mañana.

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora