17. Sin preguntas

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—Te ves bien.

Chūya dejó caer su cabello luego de debatir internamente si llevarlo atado o no. Dazai lo miraba desde la pantalla de la laptop con la mejilla apoyada en su mano y acodado en su escritorio.

El idiota no había hecho más que observarlo desde que iniciaron la llamada en la que se supone que ambos terminarían de alistarse para la escuela. Luego de que Dazai se quejara porque quería pasar más tiempo con él, Chūya propuso esa idea a modo de chiste.

Claro que no esperó ser tomado en serio y obtuvo llamadas por parte de Dazai desde las siete de la mañana, cuando ni siquiera había despegado los párpados.

Su presencia —virtual— era un tanto extraña, mas no incómoda.

—¿Tú no tienes nada más que hacer? —preguntó mirando la sonrisita inocente de su amigo.

—Nop. Ya desayuné más temprano y tengo las cosas listas —mencionó y Chūya solo pudo reír por la novedad.

—No te levantas temprano nunca para ir a la escuela.

—Oh, es que antes no tenía incentivo —dijo mientras alzaba las cejas un par de veces.

Chūya se ruborizó y agradeció estarle dando la espalda mientras se miraba en el espejo para que Dazai no lo notara. Su amigo de por sí era descarado, pero desde hace un par de días que se había vuelto el doble de desvergonzado y eso no era sano para su corazón que reaccionaba fácilmente con sus estupideces.

—Voy a cerrar la laptop si sigues diciendo esas cosas.

—¿Por qué? Es lindo saber que te sonrojas —dijo y eso le costó un sonrojo más notorio.

—Listo, te veo en la escuela —sentenció mientras colocaba una mano en el borde de la pantalla.

—¡Ya ya ya! Solo era un broma —dijo casi sacudiendo su escritorio, deteniendo las acciones del pelirrojo—. La verdad, esto podría hacerse una rutina si quisieras. No me molestaría verte decidir si prefieres o no atarte el cabello en las mañanas.

—Me comienza a dar miedo que me leas la mente.

Dazai rió.

—No es que lo haga, es que eres muy transparente —aclaró.

Chūya bufó y decidió no hacerle caso, mucho menos cuando empezó a quejarse por la falta de atención y terminó dando vueltas en su silla giratoria. Aprovechó ese instante para revisar su primer cajón, en el que guardaba dentro de un folder unos análisis de sangre que la enfermera le había solicitado.

No le había dicho a Kouyou que había ido a un clínica el día anterior. Le debía un favor a Higuchi por haberle cubierto en el trabajo, lamentablemente no le podía ofrecer a Akutagawa. En su mente, ya era una papa casada.

—¿Qué es eso? —preguntó Dazai cuando sacó el folder.

—Tarea —respondió con simpleza.

—Mmh...

—¿Mmh?

Dazai negó y Chūya aprovechó para guardar el folder en su mochila.

—Chūya —llamó y el susodicho giró a ver la laptop—. Tú...

—¿Yo...?

Dazai negó, como si se hubiera arrepentido.

—No, nada.

—Oye, no me vengas con secretos ahora —reprendió y se acercó para mirar la hora. Dentro de un par de minutos tendría que colgar la llamada—. ¿De qué se trata?

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora