♀️ EPISODIO 1 (4) ♀️

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—Tuve un sueño sobre una moto —dijiste recordando de pronto—. Estaba volando.

Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y gritó a _____(T/N):

—¡LAS MOTOS NO VUELAN!

Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes.

Dudley y Piers se rieron disimuladamente.

—Ya sé que no lo hacen —dijiste—. Fue sólo un sueño.

Pero deseó no haber dicho nada. Si había algo que desagradaba a los Dursley aún más que las preguntas que _____(T/N)  hacía, era que hablara de cualquier cosa que se comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueño o un dibujo animado. Parecían pensar que podía llegar a tener ideas peligrosas.

Era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente señora del puesto preguntó a _____(T/N) qué quería antes de que pudieran alejarse, le compraron un polo de limón, que era más barato. Aquello tampoco estaba mal, pensaste, chupándolo mientras observaban a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.

Fue la mejor mañana que habías  pasado en mucho tiempo. Tuviste cuidado de andar un poco alejada de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar su deporte favorito, que era pegarle a ella. Comieron en el restaurante del zoológico, y cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande, tío Vernon le compró otro y  tuviste permiso para terminar el primero.

Más tarde, pensaste que debías haber sabido que aquello era demasiado bueno para durar.

Después de comer fueron a ver los reptiles. Estaba oscuro y hacía frío, y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres. Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podía haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata, pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida.

Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel.

—Haz que se mueva —le exigió a su padre.

Tío Vernon golpeó el vidrio, pero la serpiente no se movió.

—Hazlo de nuevo —ordenó Dudley.

Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió dormitando.

—Esto es aburrido —se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies.

_____(T/N) se movió frente al vidrio y miró intensamente a la serpiente. Si ella hubiera estado allí dentro, sin duda se habría muerto de aburrimiento, sin ninguna compañía, salvo la de gente estúpida golpeando el vidrio y molestando todo el día. Era peor que tener por dormitorio una alacena donde la única visitante era tía Petunia, llamando a la puerta para despertarla: al menos, ella podía recorrer el resto de la casa.

De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los tuyos.

Guiñó un ojo.

_____(T/N) la miró fijamente. Luego echó rápidamente un vistazo a su alrededor, para ver si alguien la observaba. Nadie le prestaba atención. Miró de nuevo a la serpiente y también le guiñó un ojo.

• CRONICAS DE HOGWARTS• -La piedra filosofal-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora