En una ciudad, en la noche, un hombre se encontraba caminando muy nervioso, sabía que alguien lo estaba siguiendo, pero no había nadie cerca para poder pedir ayuda.
Giró en una esquina y comenzó a correr, pero se dio cuenta que su perseguidor desapareció. De pronto sintió una mano que lo arrastró hacia una pared.
—Eres demasiado predecible.
Su perseguidor sabía que correría en cuanto diera lo perdiera de vista, así que tomó otro camino por un callejón, llegando antes que él.
—¡Espera, por favor! ¡Juro que ya casi consigo todo el dinero! ¡Mañana lo llevaré yo mismo!
—¿Ya casi? Entonces ya tienes algo.
Antes de permitirle responder le dio un rodillazo en su estómago, ocasionando que no pudiera respirar y se revolcara en el suelo.
Lo revisó mientras seguía tirado y le quitó todo el efectivo que tenía con él.
—Esto es más de la mitad de lo que debes. Si me lo hubieras dado desde un inicio te habrías ahorrado el dolor.
—Lo... necesito.
—Eso dicen todos. ¿Qué escusa pondrás? ¿Tienes una hija enferma? ¿O quizá es tu esposa?
—Mi hijo está en prisión... Eso es para que lo liberen... él es inocente.
Miró por unos segundos el dinero, después comenzó a golpearlo una y otra vez hasta que el suelo comenzó a mancharse de rojo.
—Te daré puntos por originalidad.
Tiró el dinero frente al hombre en el suelo y se fue.
—Será mejor que en tres días pagues, o te largues del país.
Caminó durante un rato. Entró a unos baños públicos a lavarse las manos. Miró su reflejo en el espejo, era un hombre de 25 años con el pelo rubio y los ojos cafés, aunque era muy atractivo tenía una enorme cicatriz que cruzaba su ojo.
Después de lavarse bien se fue de ahí a una casa bastante dañada, pero por dentro tenía muchas cosas nuevas y que parecían ser costosas.
Llamó por teléfono diciendo que no había tenido suerte y que se encargaría en tres días de ese hombre.
Se fue a acostar en su cama, dejando salir un gran suspiro.
Miró algunas fotos, en ellas salía él, pero tenía ropa de distintas disciplinas de combate.
Ya habían pasado varios años desde que comenzó en ese trabajo. La necesidad de no morir de hambre lo obligaron a aceptar, y sus habilidades le habían permitido volverse algo famoso en el bajo mundo.
Aun con todos esos lujos que podía pagarse no se sentía satisfecho, no podía evitar recordar todas las noches, aquellos días en las que entrenaba para vencer a un rival poderoso, cuando buscaba ser el mejor en las artes marciales.
Esos pensamientos lo seguían acompañado hasta que finalmente el sueño lo venció. Despertó, pero se sentía muy extraño, para empezar, no estaba en su cama, sino en el suelo. Había tierra, algunas piedras y pétalos de color rosa
Su vista se acostumbró poco a poco a la luz del sol y finalmente vio donde estaba. Era un terreno plano, pero cerca de ahí había muchos árboles y a lo lejos se podían ver algunas montañas.
Se levantó muy confundido y se dio cuenta de algo mucho más extraño. Tenía puesta su ropa, pero ahora era más grande y cubría su nuevo cuerpo, el cual era más grueso y lleno de pelo.
Muy confundido se acercó a un charco de agua que había en el suelo y vio su reflejo. No podía creerlo, estaba viendo a un león, pero las expresiones en su cara eran humanas.
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Dos destinos (Reencarnación en Kung Fu Panda)
FanfictionGelián era un hombre que se ganaba la vida cobrando a personas que le pedían prestado a gente incorrecta, sus grandes habilidades en las artes marciales lo hacían alguien extremadamente peligroso. Toda una vida cultivando su fuerza y sus habilidades...