Dos destinos (Reencarnación en Kung Fu Panda)

El pasado siempre vuelve

Po se encontraba entrenando con los 5 furiosos, su relación había mejorado bastante después de su pelea contra Gelián, pues todos mostraron respeto hacia él por haberse quedado a pelear hasta el final, y haber logrado ganar, incluso Tigresa se había vuelto una amiga, un poco distante, pero ay era algo.

Aunque había mostrado una gran mejoría comparado a cuando llegó, todavía le faltaba experiencia, además su fanatismo hacia ellos aún estaba ahí, y eso lo hacía distraerse y equivocarse durante los entrenamientos.

Lo que parecía servirle más era pelear contra bandidos, por lo que el maestro Shifu lo mandaba muy seguido junto a los 5 furiosos, por muy pequeño que fuera el problema.

En una de esas ocasiones, donde todos estaban encargándose de eso, el maestro Shifu estaba meditando debajo del árbol de duraznos, cuando de pronto una flecha llegó. Logró atraparla sin problemas y se dio cuenta de que había una nota en ella.

Al leerla se sorprendió, un maestro del este recibió la visita de un viajero, quien lo retó a una pelea y lo venció. La razón de que le mandaran una carta fue para que tuviera cuidado, pues según el maestro era un guerrero con una fuerza nunca antes vista, y aparentemente juró vencer a cada maestro que viviera, y que volviera a la vida, eso último lo confundió, supuso que hubo un error y no le dio importancia.

Quizá ese viajero podría ser una buena forma de entrenar a Po, pero sería mejor esperar un poco, tendría que confirmar primero que tan potencialmente peligroso era.

Pasó el tiempo, el maestro Shifu de vez en cuando seguía recibiendo cartas sobre ese viajero, pero se dio cuenta de que su ruta cambiaba, y siempre evitaba ir al palacio de jade.

—Shifu: Es extraño, basándome en los maestros que ha retado y vencido, diría que tiene el nivel suficiente para venir aquí, pero quizá él mismo no se considera suficientemente fuerte, además nadie me ha dicho que sea alguien realmente peligroso, solo dicen que es fuerte.

No entendía las intenciones de ese viajero, pero no podía pensar en eso todo el tiempo. Si legaba a ir al palacio de jade podrían encargarse de él, de eso estaba seguro, por lo que mejor se enfocó en terminar su entrenamiento.

Se encontraba en la entrada de una cueva meditando, había llamado a Po, y este llegó, como de costumbre haciendo mucho ruido, pero eso ya no lo alteraba.

Consideraba que ya era el momento adecuado para enseñarle su siguiente lección. Después de ser su maestro durante tanto tiempo ya sabía cómo tratar el entrenamiento de Po, por loque empezó demostrando que era lo que iba a enseñarle.

Se relajó, despejando su mente, en ese momento una gota de agua cayó, pero el evitó que llegara al suelo, con un movimiento muy preciso logró hacer que la gota recorriera su mano.

Se movía con calma, evitando que la gota cayera, pero también evitando que dejara de moverse. sus movimientos eran tranquilos y constantes, todo su cuerpo se movía como uno solo, siguió así durante varios segundos más hasta que dejó la gota en una planta, haciendo que cayera lentamente al agua.

Po estaba más que impresionando por lo que su maestro hizo, pero claramente no entendía como era posible eso, por suerte era justo lo que tenía que aprender.

La forma en la que lo hizo fue con paz interior, aunque Po seguía sin entender.

El maestro Shifu le explicó que para poder hacer eso requería un entrenamiento extremo durante mucho tiempo en una cueva, aunque era obvio que eso no era algo que Po podría realizar, sin embargo, había otra opción, el sufrimiento.

Para el maestro Shifu el sufrimiento que le ayudó a encontrar la paz interior fue cuando Po se convirtió en el guerrero dragón, ese día fue el peor de su vida, por mucho, nada se le comparaba, jamás había sentido nada tan atroz como lo que sintió ese día.