Prodigio

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Gelián había conseguido tomar el chi del amuleto de Tai Long y hacerlo suyo, aumentando bastante su fuerza.

—Kai: Ya veo lo que quieres hacer. Piensas robar mis amuletos para ser tú quien escape de aquí.

—Gelián: No te atrevas a compararme contigo. Yo entiendo las cosas de una forma diferente. Ya experimenté dos viajes a diferentes mundos, primero cuando Oogway me llevó a su mundo, y luego cuando Po me mandó aquí, mi cuerpo recuerda cómo se sintió, y con eso me es más fácil regresar, ¿no es así, maestro Oogway?

Oogway no dijo nada, pero sonrió, pues había acertado, si había alguien que podría moverse entre esos mundos de una forma más sencilla, era él, aunque claro, eso no significaba que no iba a tener dificultades, pues literalmente primero necesitaba vencer a Kai.

Kai se molestó, no iba a permitir que todos los años que le tomó conseguir el chi suficiente para regresar se perdieran.

Comenzó a girar sus espadas, listo para pelear contra Gelián, pero sorpresivamente este se saltó hacia Oogway.

—Kai: «¿Qué está planeando? ¿Quiere engañarme para que baje la guardia?»

Vio con cuidado lo que hacías, notando que tus ataques hacia Oogway eran reales, por su parte la tortuga evadía todo, evitando atacar.

—Oogway: Sé lo que intentas, buscas aprender nuestras formas de usar el chi en un combate.

—Gelián: Como esperaba del maestro Oogway, lo notaste muy rápido. Mejor así, ahora no pierda tiempo y ataque.

Dio un golpe desde arriba, muy amplio y obvio, por lo que Oogway lo esquivó sin problemas, pero cuando impactó en el suelo partió la isla en dos.

—Kai: Ese ataque, es el mismo que usa el maestro elefante. Fue capaz de copiarlo con solo verlo una vez.

Debido a eso el espacio donde Oogway estaba parado se redujo, limitando sus movimientos, y cuando Gelián lo atacó este tuvo que saltar.

—Gelián: Veamos que puede hacer en el aire.

Antes de que pudiera seguir con su ataque, tuvo que moverse para no ser golpeado por la espada de jade.

—Kai: ¿Crees que me quedaré observando como mejoras tus habilidades?

Kai saltó y atacó con su otra espada, haciendo un corte amplio. Gelián no tuvo problemas en evadirlo, pero la verdadera intención de Kai era que su espada se atorara en una isla y tirar de ella.

Como estaba en el aire Gelián no pudo hacer más que colocar sus manos para evitar el daño, pero recibió una patada en la espalda que lo hizo atravesar la isla.

—Kai: ¿Realmente piensas que puedes enfrentarte a dos maestros de Kung Fu al mismo tiempo, y ganar?

—Gelián: Sí.

—Kai: Ya veo, entonces lo haré más interesante para ti.

De su cintura tomó 3 amuletos y los arrojó, cada uno cayendo cerca de Gelián, transformándose en un halcón, un rinoceronte, y un ratón.

—Gelián: ¿Un ratón? ¿Enserio?

Preguntó incrédulo, hasta que recibió un pequeño golpe de este directo en el ojo.

—Gelián: ¡Infeliz! ¡Tú lo pediste!

Comenzó a atacarlo, pero no lograba darle, su pequeño cuerpo y su gran velocidad lo hacían un blanco muy difícil de acertar.

Mientras se concentraba en golpear al ratón, sintió como lo sujetaron de los hombros y lo elevaron el aire.

—Galián: A ti ya te vencí antes.

Dos destinos (Reencarnación en Kung Fu Panda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora