Mi decisión

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Gelián avanzaba a toda velocidad siguiendo el rastro de chi de las espadas de Kai, mientras este seguías las huellas que dejaron Po y su padre para llegar a la aldea de los pandas.

Po estaba entrenando a los pandas, aprovechando sus habilidades, e implementándolas de forma que sirvieran en una batalla. La buena noticia era que no tenían que ganar, solo tenían que distraer al ejército de Kai para que Po lograra acercarse lo suficiente a él.

Una vez finalizado el entrenamiento, aunque Tigresa no estuviera nada segura de los resultados, Po se encargó de explicar la estrategia. Cada panda tenía que encargarse de detener a alguien en específico, una vez que él lograra hacerle la llave todo se acabaría.

Tigresa decidió hablar con Po sobre algo que le preocupaba. La reacción de Kai cuando estaba en el palacio de jade, justo antes de que comenzaran a pelear, le hizo suponer que alguien estaba por llegar.

—Po: Gelián: 

—Tigresa: Sería lo más lógico. Si usó el tiempo que desapareció para entrenar su chi, es probable que aprendió a sentirlo, y se dio cuenta de cuando llegó Kai.

—Po: Así que lo está siguiendo.

El problema con Gelián seguías siendo el mismo, es algo incontrolable, y muy confuso. No pueden asegurar de qué lado está.

—Tigresa: Incluso si vencemos a Kai, después hay que enfrentarse a él. Gelián ya conoce la llave, no te dejará usarla, ¿Cómo lo vencerás?

—Po: No tengo forma de vencerlo. Al menos no por ahora, lo único que nos queda es que él mismo decida no pelear.

—Tigresa: Es una apuesta demasiado arriesgada.

—Po: Entonces pelearé contra él.

Desgraciadamente ya no tenían más tiempo para realizar una buena estrategia, era casi un milagro estar preparados para enfermarse a Kai, pero Po confiaba en que Gelián solo iba detrás de Kai. Si todo salía bien, no tendrían que enfrentarlo ese día, aunque sabía que tarde o temprano volverían a pelear.

El entrenamiento había concluido, Po ya no podía enseñarles más, así que esperaron con calma a que Kai llegara, lo cual no tardó mucho.

Casi al anochecer Po y tigresa sintieron escalofríos, algo se acercaba, algo muy poderoso.

—Tigresa: Está aquí.

Todos enseguida se movieron a sus posiciones, Kai fue a recibirlo a la cascada congelada que estaba en la entrada de la aldea.

Al llegar, Kai saltó y usó sus dos espadas para impulsarse más, el resto de la cascada la subió corriendo en vertical, llegando de una manera muy dramática que le encantó a Po.

Kai lo miró fijamente, notando como su chi era diferente al resto de maestros que había enfrentado.

—Kai: Tú debes ser el guerrero dragón.

—Po: Y tú debes ser Kai. Bestia de la venganza, el fabricante de viudas.

Po no tenía idea de lo feliz que lo hizo al reconocerlo, sobre todo con esos apodos, incluso por un momento pensó en tenerle piedad, pero la personalidad molesta de Po enseguida lo hizo cambiar de opinión.

Kai arrojó bastantes amuletos hacia Po, con el objetivo de capturarlo y llevárselo para robar su chi, una vez que lo consiguiera, robaría el chi del resto de la aldea y finalmente vencería a Gelián, quien ya estaba bastante cerca de llegar.

Los maestros, ahora transformados en guerreros de jade, aterrizaron frente a Po, el cual vio a sus amigos transformados, al igual que a su maestro.

Comenzó a correr, guiándolos hacia donde él quería, el que más rápido lo alcanzó fue grulla, P logró esquivarlo, y cuando este giró en el aire, el ataque de los pandas comenzó.

Dos destinos (Reencarnación en Kung Fu Panda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora