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Eran las diez y media de la noche ya y aún no habían salido del hotel. Después de haber visitado la casa de Gaudí y las calles de Barcelona, las dos habían vuelto al hotel para descansar, asearse y decidir qué ponerse para salir. Y como siempre, Icía llevaba dos horas para escoger la ropa. Alina estaba tirada en la cama mirando el techo escuchando como su amiga tiraba la ropa de la maleta por toda la habitación.
— Icía, no sé cuantas veces más quieres que te lo diga. Todo lo que te pongas te va a quedar bien - suspiró Alina, apoyándose en sus brazos mientras miraba a su amiga.
— Pero no todo es lo ideal para esta situación. Imagínate que nos encontramos con los del Barcelona, no puedo llevar cualquier cosa - Alina gruñó.
Como no, todo era por y para los malditos futbolistas. Tenia claro que era muy poco probable tirando a imposible que se los fuesen a encontrar esa noche ya que tenían partido en dos días y más que nada, había otras discotecas a parte de esa por la ciudad.
A mayores, a Alina no le haría ninguna gracia encontrarse con ninguno de ellos, y más sabiendo cómo se pondría Icía, a gritar, tirarse a los brazos de ellos y a saber cuantas otras cosas más. Y todo mientras Alina se apartaba y la mirara con cansancio.
— Mira, ponte ese negro de cuero con los tacones negros que tienes que se atan alrededor del tobillo, así vamos las dos de negro - sugirió Alina. Ella misma había decidido llevar uno negro por dos razones: no se notarían tanto las manchas si algún gilipollas le tiraba la bebida encima y siempre combinaba con todo.
El vestido era corto, por encima del muslo, con la parte de arriba compuesta por dos tiras anchas que le cubrían los pechos. Al salir se congelaría de frio, pero sabía que agradecería la poca tela dentro de la discoteca con el calor que siempre hace.
— Pues la verdad es que tienes razón, creo que es el que mejor culo me hace - respondió Icía mientras se miraba al espejo con el vestido puesto - si me ve Gavi fijo que acaba tocándolo - Alina rió ante ese comentario
— Pero bueno Icía, no hemos ni llegado a la discoteca y ya estás diciendo tonterías - dijo riendo Alina poniéndose en pie, cogiendo el pequeño bolso donde había metido su móvil, pañuelos, tiritas y algún tampón por si su querida amiga la regla quería hacer una escena, aunque era poco probable.
— Bueno chica, si vamos, vamos a lo grande - Icía le guiñó un ojo cogiendo también su bolso - venga vamos, que ahora tiene que ya estar el ambiente calentito - dijo mirando el reloj del móvil que marcaba las once menos cuarto.
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La discoteca estaba a rebosar de gente. Es cierto que en la zona vip no estaba tan llena porque las entradas eran más caras y estaba reservada para gente famosa, aunque Alina no se sintiera de ese grupo. Si que es cierto que al decirle el nombre al de seguridad le pusieron a ella y a Icía inmediatamente las pulseras plateadas de la zona vip, por lo que algo ser una Ortega te abría alguna que otra cosa.
