🎴¿Confías en mí?🎴

359 42 38
                                    

Izana

Desde el primer momento en que la vi, supe que era diferente. Yo mismo lo expresé en aquella conversación con Kakucho en la fiesta.

Aún así, la curiosidad y el deseo que emanaba mi cuerpo cada vez que la tenía en mi campo de visión, me hacían imposible alejarme de ella.

Nori. Nori Maeda.

Me llevé las manos a la cabeza, enredando mis dedos en mi cabello y estirándolo ligeramente mientras repetía su nombre una y otra vez.

Creo que realmente estoy perdiendo la cabeza. Hacía mucho tiempo que no me sentía así y ni siquiera entiendo por qué.

Volví a dirigir mi mirada hacia el reloj. Nori había dicho que vendría a verme pero no íbamos a dar una lección. Hoy no.

Según ella, tenemos que trabajar en la confianza y eso comienza pasando algo más de tiempo juntos para conocernos. Cree que así estaré más tranquilo cuando estemos dando clases. Pero no es eso lo que necesito. No necesito confiar en nadie más, la gente siempre te decepciona y miente. Antes o después.

Suena el timbre y me levanto como un rayo hacia la puerta.

—Buenos días, líder. Hemos traído dorayakis. — Sin pedir permiso siquiera, Ran entra con una bolsa en la mano, abriéndose paso, seguido de su hermano.

—¿Qué creéis que estáis haciendo? — Les atravieso con la mirada mientras vuelvo a ver la hora.

—¿Se puede?

Mierda.

Nori se mantiene en la entrada, asomando ligeramente la cabeza, mirándonos a los tres. Ella por lo menos tiene más educación que los Haitani.

—¡Nori, qué ilusión! ¿Vosotros ya os habéis arreglado? — Ran se acerca a ella sonriente y me mira divertido. — Hemos traído el desayuno. Pasa, pasa.

La pelirosa me mira buscando mi aprobación. ¿Cómo iba a decirle a ella que no?

Me hago a un lado, dejándole el camino libre y entra con cuidado. Ran se acerca a ella, pasando el brazo por sus hombros y tirando de ella hacia el interior.

—¿Soléis desayunar juntos? — Ella vuelve a mirarme. Aunque había hecho esa pregunta en voz alta, parecía dirigirse a mí. Sabía que le parecía raro que yo accediera a desayunar con estos dos.

—¡Claro! Somos sus amigos. En realidad, somos de los pocos que le aguantan. Tiene un carácter... — Me mira dedicándome una nueva sonrisa divertida. Le voy a matar. — Complicado, como ya habrás comprobado. Pero es buena persona en el fondo. No tienes que asustarte.

—¿Por qué iba a asustarme? — Sus ojos vuelven a toparse con los míos y ahora percibo más frialdad en ellos.

Ya está otra vez retándome.

Ran suelta una carcajada y se sienta en la mesa, invitándonos a los demás a que hagamos lo mismo. Y eso hacemos.

Me mantengo en silencio mirando a Ran con cara de odio y las ganas de matarle aumentan cada segundo que abre la boca.

Todos parecen divertirse y hablan como si se conocieran de toda la vida. Incluso Nori. Sonríe y bromea con Ran y la ira sube por mi garganta, provocándome un profundo quemazón.

¿Por qué conmigo no es así?

Dijo que podía confiar en ella.

Somos tú y yo.

Sus palabras se me clavan y se vuelven a repetir en mi mente.

En la última lección parecía más cercana. Me sonreía con confianza, una sonrisa que era para mí y para nadie más. Me acariciaba suavemente mientras hundía sus labios en los míos y yo me perdía en el beso, en sus toques, en su olor.

MASTER OF SEX ~ Izana Kurokawa 🔞 ~ Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora