🎴Una paranoia constante 🎴

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Izana

Su mano acaricia mi rostro y yo me limito a observarla. Me recorre con los ojos hasta que se cruza con los míos. Detiene el movimiento de sus manos y me acerca a ella para besarla.

Por fin.

Lame mis labios, muerde y vuelve a besarme.

Nuestros cuerpos siguen uno al lado del otro pero la obligo a hundirse más en la almohada mientras la beso.

Siento cómo su cuerpo se tensa más y más. Tiene que sentir la presión de mi intimidad contra su pierna. Mi polla esta palpitando duramente y pelea por salir, buscándola. Sabe que ahora ella es su dueña.

—Izana... — Se separa ligeramente y su voz sale entrecortada.

Veo cómo se tensa más y muerde su labio.

—Siguiente lección... — Sus mejillas se sonrojan más.

La miro esperando que continúe hablando pero, en lugar de eso, se limita a colocar su mano sobre la mía. Entrelaza nuestros dedos y aprieta.

Mierda otra vez. Amo cada maldita cosa que hace.

Su mano comienza a moverse, arrastrando la mía también. Coloca nuestras manos, aún unidas sobre sus bragas de encaje.

Mi pecho se contrae, mis músculos se tensan y mi polla vuelve a hacer otro amago.

Deshace la unión de nuestros dedos pero mantiene su mano sobre la mía, dejando que mi palma esté en contacto directo con la tela de su ropa interior.

Trago. Estoy nervioso. Mierda, ¿por qué estoy nervioso? He tenido sexo miles de veces con miles de mujeres distintas.

Nos miramos y puedo ver lo excitada que está. Me duele todo y no me refiero solo al bulto que hay debajo de mi ropa. El interior de mi pecho arde con fuerza y no sé qué diablos me pasa. Sólo sé que quiero que esta sensación se mantenga, que se alargue, que no se acabe nunca. Yo con ella. Ella conmigo. ¿Nori se sentirá igual?

Su mano comienza a moverse, guiando de nuevo la mía. Se desliza por encima de la tela, despacio, de arriba abajo. La siento.

Siento cómo su calor atraviesa las fibras de la prenda hasta llegar a mí. La forma de sus labios íntimos. La manera en que la tela se humedece hasta que deja una mancha visible.

Cuando me pasó a mí ayer estaba avergonzado pero verlo en ella es jodidamente sexy. Esto es señal de que está excitada y está así por mí. Yo soy el único causante de esto y el único que podrá verla así a partir de ahora.

¿Se excitaría Nori de la misma manera al verme ayer mojado por su culpa?

Sin siquiera pensarlo, mi otra mano acaricia su rostro. No quiero desaprovechar ni una sola ocasión de poder tocarla. Cada parte de ella.

Siento cómo presiona más nuestras manos contra su intimidad. Su respiración se agita y deja escapar un fuerte suspiro. No me pierdo ninguno de sus movimientos, de sus gemidos, de sus miradas.

Se detiene. Me mira fijamente.

El rubor de sus mejillas, el ligero brillo en sus ojos, su piel de gallina. Es una diosa. Y es mía.

—Quítalas. Quítame las bragas. — Puede que tenga que admitir que me gusta que me dé algunas órdenes. Como ésta.

Por un momento mi corazón se detiene hasta que consigo procesar sus palabras. La miro fijamente para asegurarme de que eso es lo que quiere y coloco mi mirada sobre la tela. Mis dedos esta vez sí tienen permiso para deslizarse y retirar la prenda.

MASTER OF SEX ~ Izana Kurokawa 🔞 ~ Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora