"SUPLÍCAMELO"

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Kibum marcó un ritmo y succiono con ganas. Jonghyun tomó su cabello con fuerza, hacía atrás, sacando su miembro dejando sólo la punta en su boca, escuchándolo gruñir y jadear más que complacido por lo que estaba haciendo.
-Demonios- siseo cuando Kibum empezó a mover la lengua en círculos, haciéndolo temblar.
-Lo estás haciendo, muy bien precioso. - tira de su cabello pero ahora hacia adelante introduciendo su miembro lo máximo posible en su boca. Comenzando a dar embestidas más fuertes. Hasta que su respiración se torna más acelerada, y los movimientos de sus caderas más irregulares y débiles. Señal de que Jonghyun está apuntó de correrse. Kibum no se detiene sigue mamando, con la intención de sentir toda su esencia en su boca.
-¿Vas a tragarla toda,? Joder, precioso.- exclama segundos antes de liberar el líquido caliente y espeso en su garganta.
Vibrando de excitación, Kibum permaneció tumbado en la cama, atado, con los ojos vendados y completamente inmerso en aquel juego. El sabor de Jonghyun permanecía en su lengua. Sintió un poco fuera de su labio y sacó la lengua para tomarlo.
-¡Delicioso!- ronroneo relamiendo sus labios.
Jonghyun tomó su barbilla y lo besó con pasión.
-No me provoques aún más precioso.
Le había oído subirse la cremallera del pantalón justo antes de abandonar la habitación. ¿Qué querría decir eso?
Jonghyun lo había utilizado. Le había metido el miembro en la boca hasta que terminó explotando. Y Kibum había adorado cada segundo. Se retorcía, sentía palpitar su propio cuerpo y con cada una de las embestidas de Jonghyun, había estado apunto de alcanzar el orgasmo. Había tragado cada gota y le había lamido hasta que al final, Jonghyun se había alejado de él aún temblando.
¿Dónde estaba? ¿Pensaría volver? Kibum tenía una vaga noción de que la soledad y el abandono formaban parte de aquellas prácticas, pero aquel aspecto del sadomasoquismo no le resultaba en absoluto divertido. El no quería ser un esclavo. Sólo quería saber que se sentía ser dominado por una noche. Bueno a lo mejor dos. O como mucho una vez al mes. ¿Por qué estaba disfrutando tanto como temía.?¿Sería por qué es Jonghyun?
-¿Por qué estás tan tensó?- la voz de Jonghyun lo sobresaltó,
-¿En qué estás pensando?.
Jonghyun presionó algo frío entre sus labios. Kibum abrió la boca, mordisqueó un poco, pero al sentir su sabor, soltó un gemido de satisfacción, era una fresa su fruta favorita.
-¿Por qué estabas tan tensó? ¿Qué pensabas?
-¿Has terminado?
-¿Qué si he terminado? ¿a qué te refieres?
Kibum tragó saliva. A pesar de que acababa de comerse la jugosa fresa, tenía la boca seca.
-¿Ya has terminado de hacerlo conmigo?
Un sonido cristalino sobre la mesa sonó suficientemente fuerte como para provocar un eco.
-Contigo todavía no he empezado.
-Lo sé, pero...
-Me parece ofensivo que no lo hayas notado.
Todos los temores sobre la posibilidad de que hubiera perdido el interés por él se desvanecieron en cuanto Jonghyun deslizó la mano bruscamente por su pene. Aunque el movimiento fue brusco, la sensación que generó no lo fue en absoluto. Kibum estaba suficientemente húmedo como para que cualquier fricción se convirtiera en un suave desliz. Un gemido vibró en su garganta. Estabas haciendo un buen trabajo, tanto que pensaba desatar la corbata de tus ojos. Pero no lo haré, ahora por pensar siquiera eso. Te mereces unos azotes.
Apretó con más fuerza su erección.
Kibum negó con la cabeza, tratándolo como si realmente fuera un sádico violento.
-No cierres las piernas- le ordenó y se deslizó entre ellas, para que no las volviera a cerrar. Kibum se estremeció al sentir algo frío en sus tetillas y que se fue deslizando por todo su torso hasta su pelvis. Enseguida sintió la lengua de Jonghyun retirando esa frialdad. Mordisqueando y chupando parte de su recorrido. Calentando nuevamente su cuerpo. El placer fue intenso, inesperado,casi incontrolable.
Jonghyun terminó el tortuoso recorrido en sus labios. Pronto sus lenguas se entremezclaban convirtiéndose en una sola. Saboreando el helado de fresas que había esparcido en su cuerpo.
Jonghyun se separó sin previo aviso. Lo miró con una sonrisa torcida, mientras se relamía. Levantó una de sus piernas, y empezó a esparcir helado desde el muslo hasta el tobillo, para enseguida retirarlo como lo había hecho anteriormente. Repitió el proceso con la otra pierna. Kibum sólo se limitó a gemir ante tanta excitación. Unto un poco más en su abdomen, y esta vez solo se limitó a lamer, en cuanto tuvo el ombligo al descubierto, empezó a acariciarlo en círculos metía y sacaba la lengua, como si lo embistiera. Kibum empezó a retorcerse y a gemir sin control, el ombligo era uno de sus puntos erógenos y Jonghyun lo sabía muy bien.
-Jjong...-gemía
Jonghyun le dio un azote aún lado del muslo.
-¿Cómo me llamaste?
-Lo... siento... Amó...por favor...necesito sentirlo...- lo dijo con dificultad entre gemidos y movimientos excitados buscando un contacto aún mayor.
-Aún no termina tu castigo. - le propinó otro azote. Para enseguida dejar caer otra porción de helado en su pene. Mientras le acariciaba el muslo.
Kibum echó la cabeza hacia atrás, se dejó invadir por la sensación de tener la boca de Jonghyun sobre sí, su lengua bailando sobre la delicada piel de su tronco, ahora perdiéndose en el glande. Sintiendo la magistral lengua explorando cada recoveco de su entrepierna, metiéndose juguetona por espacios prohibidos, sus dedos buscando la sensibilidad de su orificio, se sentía cubierto por entero, saliva, dedos, labios, lengua recorriendo testículos, pene, perineo, sin dejar ningún espacio sin saborear, conduciendo el placer por mil espacios, electrizando y dejándolo sin fuerzas. Cuando sentía que Kibum estaba cerca del orgasmo. Paraba justo entonces para volver a untar helado, acariciando sólo levemente las nalgas del chico. Para volver al poco a la carga, a sorber, lamer, mordisquear y llevarle a nuevas cotas de placer. Kibum se tensó, ya no podía soportar más emociones, necesitaba sacar toda la acumulación de excitación. Jonghyun no paró esta vez. Doblo la fuerza de sus caricias, humedeciendo más el glande, introduciéndoselo más profundo en la boca, hasta que al fin se liberó, Jonghyun tragó todo, justo como Kibum hizo con él. Se limpió con satisfacción y lo beso, apretandolo contra el colchón, haciéndolo sentir su cuerpo sus ganas de devorarlo, le mordió los labios, mientras lo besaba sus manos recorrían su cuerpo sin ningún pudor, se puso de rodillas, le levantó las piernas y lo penetró con una embestida brutal suavizada por la humedad que él mismo había causado. Kibum gritó.
Jonghyun se sobresaltó al oírlo y se detuvo, como si estuviera esperando a que pronunciará la palabra de seguridad. Pero Kibum continuó gimiendo y retorciéndose.
-Maldición, eres maravilloso, podría estar haciendo esto eternamente.
¿Aquello era una amenaza? ¿o se trataba de algo más profundo? ¿Algo que no tenía que ver con aquel juego? Pero Kibum no quería pensar en aquel momento. Lo único que deseaba era sentir su cuerpo llenándolo completamente. Quería disfrutar del calor y del olor de su piel.
Jonghyun estaba maravillado con la imagen que se le ofrecía. Su cara ahora ida, cubierta de rubor, los labios entreabiertos jadeantes. Lo azotó un par de veces más, mientras lo seguía penetrando sin cesar.
-Dime que te gusta como te follo.
-No-gimió Kibum-. No te lo diré.
Jonghyun buscó su boca y la frotó con la lengua con una presión brutal mientras volvía a hundirse en él. Lo agarró del pelo y lo hizo echar la cabeza hacia atrás. Deslizó la boca por su mandíbula, arañando la piel con los dientes. Kibum dejó que el impacto de aquel dolor penetrara en su carne como la luz de la luna.
El sudor empapaba su piel, haciendo que Jonghyun se deslizará contra sus muslos cuando volvió a hundirse en su interior.
-¡Dímelo!-le ordenó dándole otro azote en el muslo.
Kibum tiró de las corbatas y apretó los dientes, resistiéndose a la presión que lo sometía. Sus muñecas, sus hombros...Y por supuesto el dolor y excitación que Jonghyun colmaba con cada una de sus brutales embestidas.
En aquel momento, Jonghyun podía ser cualquiera. Podía ser un hombre al que acababa de conocer en el bar del hotel y al que había invitado a subir a su habitación. Podía ser un desconocido sin rostro que estaba utilizándolo, obligándolo a someterse a todos sus deseos.
Pero era mucho mejor saber que estaba con Jjong.
Justo en ése momento. Jonghyun lo besó en el cuello con ternura, posando los labios justo debajo de su oreja.
-¿A quién le perteneces, Kibum?-susurró con la ternura de un amante.
Pero continuaba agarrándolo del pelo con firmeza y echándole la cabeza hacia atrás.
-Solo, a ti... Amo.-susurró por fin Kibum-. Por favor, sígame castigando, no se detenga...
Jonghyun retrocedió y deslizó el brazo por detrás de sus rodillas para hacerlo abrir más las piernas. Entonces le ofreció lo que pedía, aumentando el ritmo y la velocidad de sus embestidas. Sus caderas impactando con tanta fuerza contra las de Kibum que lo empujaba hacia el cabecero de la cama. Kibum se arqueaba contra él. Intentando que se hundiera cada vez más en él.
-No me has respondido, si te gusta.
-Dilo-repitió Jonghyun.
Para entonces. Kibum apenas le oía. Su mente estaba anticipando el orgasmo que lentamente bañaba su cuerpo.
-Esto es lo que quieres, maldita sea. ¡Suplícamelo!- le dio otro azote en cada muslo.
Kibum obedeció. Suplicó que lo hiciera suyo con toda su dureza. Y utilizó para ello palabras vulgares, cargadas de desesperación, que elevaron la ola del clímax hasta nuevas alturas, hasta que al final, Kibum explotó, gritando y retorciéndose contra las ataduras. Su voz fue quebrándose hasta que enmudeció poco antes de que cesará el orgasmo. Jonghyun continuó moviéndose hasta que al final se derramó dentro de él con un grito gutural.

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