Capítulo 18

6 0 0
                                    

"El accidente"
(Parte 2)


Natalie...

Luego de decirle a Frida que iría a llamarle a Álvaro por teléfono, me arrepentí de haberlo hecho. Verlo besándose con Fanny, hizo que me doliera muy fuerte el pecho, se me hizo chiquito el corazón al ver como Fanny lo tocaba y él, no ponía resistencia alguna. Pensé que ese tema ya había quedado atrás, pero… me equivoqué.

Con los ojos llenos de lágrimas, me era difícil ver las calles por las que comenzaba a transitar, pero no me detuve, solo necesitaba llegar a casa, quería llegar a mi hogar.
Y bueno, para variar, comenzó a llover. La tormenta comenzó a caer de la nada, como si el cielo supiera como me sentía, se puso a llorar junto conmigo, las lágrimas descendían junto a cada gota que caía sobre mi, quemando mis mejillas a su paso. Sorbí la nariz y seque un poco mis ojos con el dorso de mi mano.
Al llegar casi a la esquina del retorno, miré por el espejo, lo que no quería era tener un accidente. Las luces de un carro acercándose a toda velocidad, me sacaron un poco de onda, así que, bajé un poco más la velocidad y prendí mis direccionales. Al tenerlo aún más cerca, supe de quien se trataba y, el pánico, comenzó a apoderarse de mi, me aferré al manillar y aceleré a todo lo que pude en cuanto pude pasar sin peligro alguno, ya era algo tarde, así que, casi no había carros por las calles y eso me facilitaba llegar más rápido a casa.

El frío pegó contra mi pecho y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

Salí de la fiesta con demasiada prisa, no me había dado tiempo de agarrar mis cosas, dejé mi casco y mi chaqueta con las cosas de Fry, lo único que traía conmigo era mi celular, que suponía, ya se había mojado en mi trasero. El frío chocaba contra mi cuerpo totalmente mojado por la lluvia. Pero no podía parar, el testarudo de Álvaro seguía detrás de mi y no quería verlo, no quería que me viera así, mi orgullo era más grande que mi razón, aceleré más, pues como dije, no había ni un alma por las carreteras, y las que habían, bueno… no estaban precisamente conduciendo.

Cerré los ojos por un momento para aclararlos un poco, me ardían por el maquillaje, las lágrimas y todo lo que traía sobre mi rostro, pero el pavimento mojado hizo de las suyas. Las llantas comenzaron a derrapar, tomé el manubrio aún más fuerte para controlar la moto, y eso hice, pude controlarla, pero un auto venía en mi dirección, iba en el carril equivocado, zigzagueando entre ambos carriles, jugando con su vida, la de sus acompañantes y de paso, con la mía
Venía demasiado rápido, aún no se había dado cuenta de mi, toqué el claxon, pero no me escucharon, quise esquivarlo mientras zigzagueaba, pero me fue inútil, las llantas de la moto volvieron a derrapar, provocando que chicoteara y saliera volando.

Pensé que cuando alguien tenía un accidente y esa persona veía todo en cara lente, solo era parte de las películas, para dramatizar la escena, pero no. Sentí todo en cámara lenta, al menos, hasta que mi espalda y mi cabeza se estrellaron contra el pavimento, mis oídos comenzaron a zumbar, el ruido del carro rechinando sobre el asfalto, se hizo lejano, había gritos que no sabía de dónde provenían, pues según yo, no había nadie más a mi alrededor. Abrí los ojos brevemente, pero no pude ver nada más que la moto destrozada, humo y partes de la moto y el carro esparcidos, un dolor aún más fuerte en mi cabeza, provocó que cerrara los ojos de nuevo…

***

Álvaro...

Comencé a conducir lo más rápido posible, quería poder alcanzarla, necesitaba explicarle lo que verdaderamente había pasado, simplemente necesitaba alcanzarla sin importar qué.

La necesidad de alcanzarla, cada vez se hacía mayor, un terrible presentimiento apareció en mi pecho, mis manos comenzaron a sudar más y cada vez más, mi pecho latía con aún más fuerza, provocando un horrible sudor frío sobre mi frente y mi espalda.
Estaba por llegar al retorno, cuando el destello de las luces traseras de una moto llamaron mi atención, al acercarme un poco más, divise la silueta de Nat. Sin siquiera pensarlo, aceleré aún más ―si es que eso era posible―. Estaba a unos metros de poder por fin alcanzarla, pero aceleró en cuanto, supongo, se dio cuenta que venia detrás de ella.

―Maldición, Nat. ¡Detente! ―bufé frustrado.

La lluvia comenzaba a incrementar cada vez más, la temperatura bajaba, y mis nervios solo aumentaban. Bajé la ventanilla del coche, y a pesar del frío y la lluvia que pegaba contra mi piel, sentía que me asfixiaba a cada minuto que pasaba. Nat, solo se alejaba más y más, y no lograba alcanzarla, no sé en que momento empezó mi pesadilla, pero la pesadilla me alcanzó.

Un auto venía jugando entre los dos carriles, seguro que venían hasta la madre. No dejaban de zigzaguear entre ambos carriles, jugando con la vida de mi novia. Natalie quiso esquivarlo, pero no pudo, comenzó a perder el control y las llantas de la moto comenzaron a derraparse por el pavimento mojado, haciendo que de un momento a otro, terminará por perder el control por completo, dio un pequeño chicoteo y Nat terminó por salir volando hasta caer barios metros de dónde quedó la moto destrozada. Del impacto, inmediatamente paré el auto en seco, bajé de éste y comencé a correr hacia ella.

―Nat... No, no, no ¡Noooo...! ―un grito ahogado escapo de mi garganta, apenas corrí.

Llegué a ella casi de inmediato, estaba en posición fetal y con las manos extendidas, completamente inerte.

―Nat... Princesa, despierta, corazón ―dije apenas en un hilo de voz.

Las lágrimas amenazaban con salir y mi pecho comenzó a arder. Estaba completamente en shock.

―¡Princesa, por favor! ―dije exasperado.

Revisé su pulso y lo percibí demasiado débil. Se estaba desangrando y mi cabeza no me daba más. No podía moverla para revisar de dónde venía la hemorragia.

Las luces de los carros comenzaron a alumbrar el lugar, como si todo hubiera sido una maldita broma o se hubieran puesto de acuerdo para dejar la carretera desolada y un segundo después aparecer. La escena de mi novia desangrándose, fue mucho más fuerte cuando todo quedó iluminado por los autos.

Comencé a rebuscar mi celular en mi bolsillo para llamar a urgencias, pero no lo encontré, no lo tenía conmigo.

―¡No se queden ahí viendo y llamen a una puta ambulancia! ―exploté sin más, haciendo que reaccionarán algunos estúpidos espectadores.

Todo esto pasó por mi culpa, esto no debió suceder si no hubiera dudado de Nat sobre lo de Fanny. Y la hubiera ido a buscar enseguida de que llegue a la fiesta.

¡Soy un Idiota!.

―Joven, no la mueva, ya viene la ambulancia ―dijo una señora acercándose a mi.

La miré mal y regresé mi atención hacia mi novia.

―Necesitó sacarla de aquí lo antes posible ―balbuceé, la idea de cargarla y llevármela yo mismo al hospital, se estaba apoderando de mi―. ¡No la puedo dejar aquí y menos así! ―gritonee, más para mí que para los demás, pero terminé asustando a la pobre señora.

―Tranquilo, joven. Ya viene la ambulancia ―una voz más grave dijo a lo lejos.

Asentí lentamente, sin despegar la mirada de mi chica. Solo quería estar en su lugar, solo quería ser yo quien estuviera aquí tirado y no ella. No ella.

"Otra historia de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora