Capítulo 26

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"El último partido"

Natalie...

Han pasado unos días desde mi cumpleaños. Y desde entonces no he hecho otra cosa que pasar los ultimos exámenes de año. Como ya lo había dicho antes, ya mero es la graduación.

Salí de casa con mis cosas en mano y despidiendome de mis bebés. Max es el más imperactivo de los cuatro, subiéndose a mi y rasguñando mi chaqueta, dejé las cosas en el asiento y me giré a acariciarlo y darle unos besitos para que se calmará, cuando me incorporé, la sombra de alguien en la puerta, se reflejo en el piso. Solté un gritito y me lleve la mano al pecho.

―¡Ay, me asustaste!.

―Lo siento no fue mi intención. ¿Podemos hablar?.

―¿Sobre qué? ―pregunté, mientras me acomodaba la chaqueta y los guantes, sin tomarle mucha importancia.

Tomé el casco, colgandomelo en el brazo y agarré mi termo, lo acomodé en una de las bolsas de los costados de mi mochila y encendí la moto para que calentará un poco.

―Debemos hablar sobre lo que paso el otro día en el bar.

―¡Oh!. Hablas de cuando me insultaste y de como casi me golpeas ―ironice.

Por el rabillo del ojo, alcancé a ver la mueca que puso.

―No ironices si y hablemos ¡Por favor!.

Me acerqué a la reja y abrí el candado para sacar la moto. Al estar ya afuera, me tomó del brazo y me detuvo en el camino, haciendo que casi perdiera el equilibrio de la moto.

―Sueltame, déjame terminar de estacionarla y cerrar la puerta ―dije firmemente y viéndolo a los ojos.

Este soltó mi brazo luego de pensarsela  un poco y terminé de estacionarla, pero no antes sin sacar el aire que no sabía que contenía.

Miedo.

Fruncí el ceño y cerré las puertas.

Salí de nuevo y sólo sentía su mirada sobre mi, sobre cada movimiento que hacía.

Ya me estaba poniendo nerviosa.

―¿No te das cuanta de lo que haces? O ¿Te haces y no quieres verlo? ―dije encarandolo por fin.

Este frunció el ceño.

―Sé que me pasé de la raya y que no debí ni levantarte la voz y mucho menos insultarte. Estoy trabajando en mi impulsividad y todo eso malo que tengo, mi amor. Pero por favor no me dejes, porque si me dejas, ya no podré seguir con todo esto ―sus cambios de humor me dan tortícolis―. Eres quien le da sentido a mi vida y me da las ganas de querer cambiar. ¡Por favor, no me dejes! ―está vez, lo dijo tomando mi mano y con lágrimas en los ojos.

Sentí lástima por él.

Tomé su mano y lo acerqué más a mi para abrazarlo.

¿¡Qué estás haciendo Natalie!?. ¡Te está chantajeando!.

―Tengo que irme o llegaré tarde. ¿Te parece si nos vemos al rato? ―se alejó de mi y asintió sorbiendo la nariz y limpiando un par le lágrimas que se estancaron debajo de sus ojos.

Me dió un beso en la mejilla y se fue a su auto, lo curioso es que lo miré marcharse de lo más contento, como si no hubiera pasado nada.

Decidí no darle más importancia de la que se merecía y me puse en marcha para el colegio, unos minutos más y no llegó, llegué justo antes de que cerrarán las puertas; entramos al salón mis amigos y yo y antes de poder tomar asiento, un chico se asomó por la puerta avisándonos que nos esperaban en el auditorio para un comunicado de dirección.

"Otra historia de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora