Capítulo 1

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"El primer día de escuela".



Natalie...

Es mi primer día en la nueva escuela, sinceramente me muero de los nervios, estoy con la mejor actitud posible, tal y como me dijeron mis padres, pero sinceramente, tengo miedo… miedo a que vuelva a suceder lo mismo que en la escuela anterior. Se preguntarán, ¿Pues que fue lo que paso en aquella escuela para encontrarme hoy en esta situación?. Se los podría contar de una y mil formas, tratando de alguna manera no encontrar culpables, de pensar que no fue para tanto y solo fue mi imaginación, pero ni tratando de minimizar las cosas, ni pensando que fue mi culpa y yo me lo busque, puede sonar como si no hubiera pasado nada. Así que, solo diré que el abuso escolar le puede pasar a cualquiera y a quien menos te lo esperas, y a mi, me sucedió.

Hace unos meses me encontraba en una escuela super normal o al menos, eso decían todos. Pero en realidad, parecía un reclusorio en el que todos estaban contra todos, nadie era digno de nadie y la que no encajaba, se dedicaban en exterminarla. ¿Y quién creen que no encajo?. En mi defensa, no era nada fácil encajar en ningún lugar, en un grupo, todas las integrantes seguían a una sola, obedecían lo que mandaba, no podían pensar por si solas, porque si lo hacían, la sacaban del grupo, la humillaban contando lo que les haya dicho en confidencia, todo era una sola persona sino era así, la pobre chica terminaba pasando una tremenda miseria.

En el otro grupito, todos tenían que pensar lo mismo, en todo ámbito, debían de odiar a la misma gente, les debía de gustar lo mismo sin importar que, siempre me imaginé que entre todos se compartían novios y novias, haciendo que todos fueran novios y novias, era asqueroso pensar en eso, pero así eran. Otros, eran los integrantes del equipo de algo y si no jugabas en alguno de ellos, eras basura para ellos. Toda la escuela pertenecía a un grupo, fuera de que lo fuera, no podías entrar si no cumplías sus expectativas y condiciones.

Encajar en ese sitio, por más que te esforzaras, era imposible. Los chicos eran crueles, te juzgaban por el físico, por tu manera de ser, tu vestimenta, hasta por como hablabas, aún sabiendo que jamás encajaría, lo seguí intentando, una y otra vez. Pero fue inútil. Se burlaron de mi hasta el punto de enfermar, de querer dejar mis sueños, de dejar todo para salir huyendo de ahí. Para cuando pude dejar esa tortura, mi vida ya estaba dependiendo de un hilo, me costo mucho trabajo reponerme, me costó demasiado volver a retomar lo que me gustaba, de volver a ser yo. Volver a empezar es algo que me gusto hacer después de todo, y hoy, sería un gran día.


¡Eso espero!.


La voz de mi madre, resonó por la casa atrayéndome de nuevo a la realidad. 

―¡Se te hará tarde! ―gritó la misma desde la planta baja de la casa.

Mi madre es una persona muy amable, muy tierna y amorosa, pero cuando se enoja, es mejor huir si quieres vivir.

―¡Necesito que te apures, no quiero que te vallas a las carreras! ―gritó de nuevo, pero esta vez se oía más enfadada. Le conteste que ya iba por segunda vez y solo oí que bufo.

Me miré al espejo y la imagen que me devolvió éste, me agradó, me gustó como quedé, mi atuendo consistía en unos jeans azul marino ajustados, unos tenis-bota negras, una blusa beige con mangas tres-cuartos y una chaqueta de cuero color negro, mi cabello lo llevaba suelto al natural y mi maquillaje solo era un poco de mascara de pestañas y un delineado simple, en mis labios solo llevada bálsamo con un poco de color y no podían faltar, mis gafas.

"Otra historia de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora