Capítulo 13

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“El partido”


Natalie...
Llegamos a casa y Frida lo primero que hizo al bajar de la moto, fue ir a platicar con mi mamá, dice que es la mejor y pues no se equivocaba.

Nos sentamos a la mesa y platicamos con mamá mientras comíamos, la verdad, charlar con ellas, me hizo sentirme un poco mejor, aún que, aún me sentía como zombie, la cabeza no dejaba de darme vueltas y un millón de tonterías se me pasaban por la mente.

Cuando terminamos de lavar los trastes que utilizamos, subimos a mi cuarto.
No tenía muchas ganas de arreglarme, así que, sólo me cambiaría de ropa y listo. En cambio Fry, si se que lució.

―¿Enserio estás bien? ―me preguntó Frida sin dejar de mirarme por el reflejo del espejo.

―No, pero no quiero pensar cosas que no son, aún que ya lo esté haciendo. Tengo que hablar con él, pero… te soy sincera, tengo miedo a su respuesta ―admití agachando la cabeza hacia mis manos.

Me giré sobre la silla de mi tocador, alcé la cabeza y la miré a los ojos, estaba preocupada.

―Santiago sabe algo, pero sé que no te dijo para no preocuparte, pero por su cara de preocupación, sé que se trata de algo fuerte, cuando dijo que esperaba que no fuera quien se imaginaba que era, en verdad me preocupó.

―Lo sé, pero tampoco quiero meterlo en problemas por hacer que me cuente cosas que pues le corresponden a Álvaro contarme. Al final de cuentas, es él el que se está comportando extraño, no Santiago.

―Bueno... en eso tienes razón, pero esa chica no me da buena espina, y si Santiago sabe algo, debería de advertirnos. Tú también eres su amiga y si su amigo tiene algo con ella, deberías de saberlo.

―Ni a mi me da buena espina, pero… ¿No crees que si tiene algo con ella, debería saberlo por Álvaro y no por Santiago?.

Me miró pensándoselo un poco y termino asintiendo.

Terminé de arreglarme luego de pedirle a Fry que me contara algo que no fuera nada relacionado a Álvaro y eso hizo. Bajamos las escaleras y nos despedimos de mamá, tomé las llaves y el celular.

Cuando iba a ponerme el casco, ya arriba de la moto, mi teléfono comenzó a sonar, volteé a ver a Fry quién estaba en lo mismo, me miró extrañada y bajo su casco, dejándolo sobre el asiento. Saqué mi celular del bolsillo trasero y la pantalla se iluminó por la llamada entrante.

Álvaro💗
Le mostré la pantalla a Fry y respondí.
―Hola, ¿ya vienes?.
―Si, ya vamos para allá, ¿Todo bien?.
―Claro que si mi amor, no te preocupes. Con mucho cuidado, te espero en el estacionamiento.
―Okey, ahorita nos vemos amor.

Colgué la llamada entusiasmada, a pesar de estar molesta con él, el escuchar su voz llamándome su amor, hacía que mis piernitas temblaran y mi corazón se olvidará de cualquier duda. Fry me miró con esa mirada juzgadora y volvió a tomar su casco divertida, negando con la cabeza hacia mi estupidez.

Subió a la moto, la puse en marcha y luego de un rato manejando, llegamos a la escuela, me estacioné y no lo vimos, bajamos y Fry me miró como si pudiera leer mi mente.

―¿No dijo que te esperaría aquí?.

―Eso dijo ―respondí sintiendo de nuevo mi corazón chiquito―. ¿Vamos al campo haber si lo vemos ahí? ―le pregunté tragando un nudo que se formó en mi garganta. Me miró y asintió con una sonrisa triste.

Esto ya no me esta gustando en lo absoluto.

―Nat, no tienes porque aguantar esto, no pierdas más el tiempo y habla bien con él ―sentenció mientras nos dirigíamos al campo.

Mentiría si dijera que cuando llegue, lo encontré entre los chicos del equipo y que por eso no estaba en el estacionamiento, y que cuando me vio corrió hacia mi para disculparse por no esperarme en donde dijo. Pero como dije, sería una mentira tan grande, que terminaría quedando como idiota, aún que, bueno ya había quedado como una. El joven, estaba en las gradas con nada más y nada menos que su "mejor amiga".

―Podemos irnos, vamos a tu casa y vemos películas o si quieres vamos al cine, lo que quieras, pero vámonos de aquí nena, no te mereces nada de esto ―sugirió Frida agarrándome de la mano, la miré y una gran parte de mi quería hacerle caso, pero la parte más necia y testaruda, pudo conmigo. Negué levemente con la cabeza, me miró de nuevo como si estuviera loca y asintió, rindiéndose, me tomó del brazo de nuevo y me siguió hasta las gradas.

Llegué a las gradas, subí sin que se inmutaran por mi presencia o por la de otros y me senté sin esperar nada, solo vería el juego, vería a un amigo jugar y listo. No le daría el gusto de verme mal y menos por sus tonterías.

―¿No le dirás nada?.

―No Fry, que caso tiene. No pretendo hacer el ridículo por alguien que sencillamente no siente lo mismo que yo. Si quiere estar con ella, bien, si quiere estar conmigo, también bien, pero pelear por alguien que en el minuto uno en el que aparece otra te vuelves invisible, no vale la pena ―me miró algo sorprendida, me sonrió y asintió.

Santiago, que iba llegando, nos saludó dándonos un beso a mi en la frente y a Fry en la mejilla. Preguntó que qué era lo que estaba, por qué estábamos como incómodas; Fry, con un movimiento de cabeza, señaló la escena de los dos hablando muy divertidos, agaché la mirada a mis manos, que las apretujaba nerviosa y algo ansiosa.

"Otra historia de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora