Capítulo 6

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"La fiesta".
(Parte 1)

Natalie...

Me dirigí a mi primera clase, luego de haberme encontrado con el desagradable, entré al salón y me encontré con Santi y con Frida, quienes estaban sentados al rededor de mi silla. Está mañana no pude ver a Santiago, así que, lo salude con un beso en la mejilla y un pequeño abrazo.

―¿Por qué hasta ahorita?. ¿No sólo tenías que ver lo de tu actividad extracurricular? ―preguntó Fry.

―Si, sólo que me entretuve en la alberca, me quede embobada un rato y ahí se me fue el tiempo pensando en tonterías ―dije omitiendo la parte de gritarle al cenutrio.

―Ya veo. ¡Oye!. ¿Si vamos a la cafetería después de la escuela o a comer algo por ahí? ―propuso Fry sonriendo.

―¡Claro!. Le avisaré a mi mamá que llegaré tarde.

―¡Genial!. Por cierto, tu mamá es increíble, anoche la pase super en tu casa.

―Me alegra que hayas estado cómoda.

―¿Y no me invitaron a dormir con ustedes? ―murmuró Santi cruzándose de brazos.

Las dos nos miramos y nos echamos a reír, le dijimos que para la otra lo invitaríamos también y sonrió ampliamente.

Pasamos a la siguiente clase, pero no había llegado el profesor por una cuestión familiar, así que, nos fuimos a la cafetería escolar a comer algo y esperar a que comenzará la siguiente clase que nos tocaba.

Ya en una de las mesas, con mi yogurt y unas galletitas de avena, saqué mi teléfono para revisar las notificaciones que tenía desde ayer. Frida y Santiago, seguían adentro esperando su desayuno, decidieron desayunar bien antes de entrar a la clase siguiente, así que me encontraba apartando la mesa, y que mejor, haciéndolo comiendo y chismeando el Facebook.

Abrí Facebook, y entré a las solicitudes recién llegadas, tenía tres solicitudes, dos de ellas, eran de unos chicos que no conocía, y la tercera también, era de un tal Álvaro G. No sabía de quién era, pero me llamó la atención el perfil, decía que tenía dos amigos en común y tenía una foto como si fuera de estudio, muy sofisticada. Entré al perfil y… ¡Sorpresa!. El tal Álvaro era nada más y nada menos que el amigo de Santiago.

Bueno… pues no es tan desagradable como él.

No sé porque, pero comencé a ponerme muy nerviosa, los chicos aún no regresaban, estaba sola en la mesa, y no sabía si aceptarla o no. Comencé a imaginarme los pros y los contras de hacerlo o no hacerlo. Si no lo aceptaba, no podría disculparme por haberle gritado, que aún que se lo merecía, si me pase un poco. Y hablarle en persona, no estaba en mis planes, en lo absoluto. Además de que le podía decir una o dos cositas más si me provocaba.

Y si no lo hacía, pues solo lo tendría que evitar el resto del ciclo escolar. Eso sería incómodo y no quiero que por mi mala relación con él, tenga que dejar de hablarle a mis amigos. Luego de debatirme si sí o si no, terminé aceptando la solicitud y mandándole el primer mensaje que se me ocurrió.

―¿Qué haces? ―preguntó Santi, alzándome una ceja al llegar a la mesa.


―Nada, viendo Facebook. ¿Por qué? ―contesté e hizo un ademán con la cabeza riendo un poco. Lo miré arrugando el ceño y volví la vista a la pantalla, restándole importancia.

Después de enviarle el mensaje y disculparme por haberle gritado, no esperaba a que me respondiera enseguida, aparecía como que no estaba conectado desde hace unas horas. Pero no tardó mucho en responder.

"Otra historia de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora