Capitulo 8

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Lausana, 03 de diciembre.

Charles despertó con energía renovada ese dia, habían dormido en un pequeño hotel de paso, sabiendo que no pasarían mas de una noche ahí.

Eran las 7:00 am, mientras el se encontraba ya bañado y listo para salir, pensando en si ir a buscar a Carlos o esperar a que el lo llamara, aunque claro, la segunda opcion no era tan viable, después de todo, los celulares seguían en la guantera del auto y el recorrido de ese dia seria algo apresurado, por lo que no podian perder mas el tiempo.

Suspiró, tomando la primera opción, saliendo de su habitacion solo para ir un par de pasos y tocar la puerta de al lado, donde se hospedaba el mayor.

Suspiró al no obtener respuesta, pensando en si debía regresar y esperar en su habitación, pero justo cuando estaba por irse, la puerta se abrió, dejando ver a un español a medio vestir, con solo una toalla en su cintura, dando a notar que recién salia del baño.

— Uh, la mejor mañana de mi vida hasta ahora. — sonrió, haciendo que las mejillas de Charles se tornaran de un bonito color rojo cuando su vista se perdió en alguna parte del cuerpo del español. — Buen día ángel, ¿ansioso por verme?

— Por comenzar el tour en realidad. — se obligó a responder, apartando la mirada, volteando hacia los lados.

— Puedes pasar guapo, estoy casi listo, solo voy a vestirme. — rió. — A menos que quieras que no lo haga y pasemos un buen momento aquí.

— Prefiero que no. — negó con rapidez. —Me muero de hambre.

Una carcajada divertida brotó de los labios del mayor, quien prácticamente lo obligó a entrar y cerró la puerta tras el.

Sonrió, al ver como Charles observaba a todos lados menos a el y pensó en acabar con la incomodidad del menor, tomando su ropa y entrando al baño.

— ¿Ya tienes planeado a donde quieres ir? — preguntó en voz alta, mientras el menor asentía, recordándose que el no podía verlo.

— Hay algunos lugares que podrían gustarnos, como 6 o 7 y después podemos ir a Montreux. — habló, sentándose sobre la cama.

— Bien, haremos lo que tu quieras. — sonrió el español, saliendo del baño, esta vez ya completamente vestido. — ¿A que me veo guapo cierto?

— Sin duda. — asintió el menor con sarcasmo. — ¿Podemos irnos señor Sainz? Estoy muriendo de hambre.

— Tengo muchas ideas de lo que podríamos comer, pero no vas a aceptar.— rió, mientras Charlesle daba un leve golpe en el hombro.

— Vamonos ya, ¿quieres? — giró los ojos y con una pequeña sonrisa, abandonó la habitación.








•~•~









El recorrido por Lausana había sido encantador, Charles tomó cientos de fotos de los paisajes y Carlos también, aunque no precisamente de todos ellos.

Habían visitado el Palacio de Rumine y sus 5 museos, en donde un guía les dio un pequeño recorrido y respondió algunas dudas.

Después fueron al castillo de Saint-Maire, en donde se deleitaron con las preciosas vistas que ofrecía el lugar y donde Carlos aprovechó para tomar otro par de fotos.

A esa visita le siguieron la Plaza de la Palud y La colección del Art Brut, junto al parque y la Fundación Hermitage, en donde sin duda se maravillaron y se enamoraron un poco mas del lugar.

Eran las 2 de la tarde cuando Carlos sugirió descansar un poco y ambos entraron en una pequeña heladería.

Una guapa chica se acercó a ellos, preguntándoles que iban a ordenar, mientras Carlos veía la oportunidad perfecta para molestar un poco al menor.

— Para mi futuro novio, un helado de fresa con chocolate. — sonrió Carlos.

— Deja de llamarme así. — negó, girando los ojos, con las mejillas completamente sonrojadas.

— Bien, mi futuro esposo. — sonrió complacido, logrando hacer reír a la mesera y notando como una sonrisa divertida aparecía en el rostro del menor. — Y para mi uno de café.

— Enseguida. — la joven asintió, alejándose.

— ¿Que fue eso? — preguntó.

— ¿Qué? Oye, vas a enamorarte de mi, tarde o temprano, es mejor que lo asimiles. — rió.

— No voy a enamorarme de ti Carlos, solo somos amigos, nada mas va a pasar entre nosotros. — negó.

— ¿Ves? Ahí está, ayer dijiste que no eramos amigos, hoy ya lo aceptas, lo siguiente es que aceptes que te gusto y ya. — le guiñó un ojo, mientras el monegasco giraba los ojos nuevamente, Carlos estaba loco y eso era algo que el no podría cambiar.







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Montreux, 04 de diciembre.

Montreux fue un destino corto pero igual de hermoso, el castillo de Chillón les dió cientos de escenarios para distintas fotos.

Museo de Chaplin fue la siguiente visita, misma que los encantó por completo y en donde mas tiempo se demoraron.

Rochers de Naye y el Tren de Chocolate sin duda fueron la parte favorita de Charles, el paseo, las vistas y la belleza de los paisajes lo hicieron sentir como nunca antes.

Y Carlos sonrió al verlo también, estaba ahí, esa mirada y sonrisa hermosa que aparecía cada vez que el menor se sentía deslumbrado, esa que poco a poco comenzaba a encantarlo.

Porque era así, Charles amaba los paisajes, las visitas, tomaba fotos de cada cosa que veía y Carlos, el adoraba ver a Charles sonreír, verlo emocionarse y sentirse bien, amaba eso, y sin saberlo, lo amaba a el.



¡Gracias por leer!❤

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