Capitulo 9

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Aigle, Monthey, Bex, San Mauricio, Martigny, Fully, Saxon y Sion fueron los destinos que estuvieron visitando los días posteriores, fue en donde su amistad o lo que sea que tenían, comenzó a crecer, poco a poco.

Una sonrisa coqueta que fue respondida con una un poco tímida, un cumplido aceptado sin reniegos, la presente falta de correcciones por parte de Charles acerca de los apodos del español, las canciones en la radio, las noches de conversaciones y cervezas junto a miles de cosas mas los hicieron acercarse, sin siquiera darse cuenta.




Zermatt, 12 de diciembre.

Zermatt había sido lo que se consideraba borroso en su historia, ambos se habían encontrado en una pequeña nube de distracción, en donde la compañía del otro pasabade ser incomoda a agradable, en donde ambos comenzaron a conocerse un poco mas.

Recorrer la comuna entre caminatas largas y paseos nocturnos los hizo demorarse algunos días ahí, añorando un pequeño descanso alejados del mundo.

— Me gusta aquí, creo que es mi favorito hasta ahora. — Charles sonrió, dándole un trago a su cerveza.

— Es diferente a lo acostumbrado. — asintió Carlos. — Un buen lugar para el retiro.

— ¿Que? ¿Ya aceptaste que siempre voy a vencerte y quieres rendirte? — soltó el monegasco con burla.

— Jamas. — negó, soltando una risotada. — Me refiero a mas adelante, cuando nos cansemos y la edad nos obligue a apartarnos.

— ¿Un retiro en un lugar tranquilo y alejado del resto del mundo? Me gusta perono creo que sea tu estilo. — Charles sonrió de forma genuina, en realidad no podía imaginar a Carlos en un lugar como ese, simplemente no era su estilo. — Creo que te aburrirías aquí, tu eres un chico de la gran ciudad en todo su esplendor.

— Aunque no lo creas, me gusta mucho la tranquilidad algunas veces. — lo miró fijamente, con el fantasma de una sonrisa en su rostro. — La paz que pueden brindarte algunos sitios o personas, así como la que me brindas tu.

— Carlos... — murmuró en voz baja, sintiéndose timido nuevamente, notando como el español se acercaba lentamente a el.

— Quiero besarte Charles, quiero probar el sabor de tus labios, quiero sentirlos. — lo miró a los ojos, tratando de tantear el terreno, como pidiendo permiso para hacer lo que su mente tenia días diciéndole. — ¿Puedo hacerlo? Porque siento que me volveré loco en cualquier momento si no lo hago.

— No deberíamos. — murmuró, acercándose también.

— Se que no, pero yo no dejo de pensar en ello, se me está convirtiendo en una obsesión, yo no puedo sacarte de mi mente. — acarició su rostro con delicadeza, trazandolo, detallandolo. — Por favor, necesito ver si así puedo borrar este deseo, necesito saber si besándote puedo sacar a Charles Leclerc de mi sistema, porque estas enloqueciendome, todo tu, me estas matando de deseo.

El monegasco se dejó consumir por la pesada aura sentimental y al mismo tiempo pasional que los reodeaba y asintió, permitiendole al español acercarse mas y con un beso, robarle mucho mas que el aliento.

Si, Zermatt habia sido algo borroso, un simple recuerdo dulce y agradable.




•~•~





Su recorrido había seguido por Visp, Brig, Obergoms, Lugano, Davos y muchos lugares mas hasta llegar a Lucerna.

Lugares en donde no se habló de Zermatt, como si de un pacto de silencio se tratara, ninguno de los dos dijo nada, a pesar de que ambos eran consumidos por los cientos de preguntas en sus mentes.

Solo se dedicaron a disfrutar de cada experiencia, tomar unas cuantas fotos y divertirse, ambos experimentaban esa nueva comodidad que sentían el uno al lado del otro.

Carlos seguía siendo quien era, un coqueto sinvergüenza sin remedio y Charles, bueno, el parecía mas accesible a sus coqueteos, aunque por dentro seguía con sus reservas, no confiar, no hasta estar seguro de ello.




Lucerna, 18 de diciembre.


— Leí que el mejor lugar para pasar navidad es Stein am Rhein. — Charles sugirió.

— Lo que tu quieras está bien. — respondió el mayor.

Carlos estaba inusualmente callado ese día, solo prestando atención al camino, fue entonces que Charles se dio el tiempo de apreciar su perfil, detallando su rostro, aprendiendo algunos gestos.

Ambos estaban en un comodo silencio, mientras la mirada curiosa del monegasco se enfocaba en el camino nuevamente, justo cuando el español notaba su insistente mirada sobre el.

— ¿Quieres decir algo ángel? — preguntó el mayor, sonriendo de forma genuina al ver sus mejillas tornarse de un bonito color carmin.

— En realidad no. — negó.

— ¿Que te parece si escuchamos un poco de musica? — sonrió.

— Pero no musica en español, no la entiendo. — negó riendo, mientras encendía la radio, dejando que una suave melodía llenara sus oídos. —Carlos...

— ¿Si?

— Me gustaría conocerte. — soltó nervioso. — Me refiero a... Me gustaría saber mas de ti, ya sabes, porque ahora somos amigos y yo en realidad no tengo muchos...

— ¿Que quieres saber de mi ángel? — sonrió. — Puedes preguntar lo que sea, yo responderé todas tus preguntas.

Y así fue, ambos entraron en una especie de juego, en donde Charles preguntaba cosas básicas, banales e incluso tontas y Carlos respondía con sinceridad, incluso a las preguntas mas extrañas del monegasco.

En Lucerna aprendieron todo de ellos, hasta sus mas ridículos secretos, ahí se conocieron realmente.

El monegasco presumiblemente sabia hasta en que lado de la cama dormía el español, los colores que le gustaban, su comida favorita e incluso sabia que el piloto hispano amaba cocinar, mientras que el mayor sabia todo lo que el menor detestaba y amaba, desde sus olores favoritos, hasta lo que le gustaba desayunar, ambos conocían cada parte del otro tanto, que podía resultar aterrador para cualquiera.

Si, en Lucerna aprendieron todo lo que debían saber del otro. Lucerna fue el lugar que ambos escogieron para conocerse al fin.






¡Gracias por leer!❤

Esta historia es corta, así que solo le quedan un par de capitulos mas ;)

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